Los efectos de la Oorganización escolar en
el rendimiento academicoy ELas
actividades extraescolares. como ylogro. Los
casos Incidencia de las actividades
extraescolares y la innovación pedagógica.
Antonio Guerrero Serón (Universidad
Complutense
de Madrid).
RESUMEN
Este trabajo versa sobre la incidencia de dos elementos significados de la organización
escolar, como son
las actividades extraescolares y la innovación pedagógica, en el rendimiento educativo. Su
análisis se enmarca
en la sociología de las organizaciones y se sirve de los datos etnográficos obtenidos
en el seno de una
investigación más
amplia, sobre modelos de organizaciones
educativas y tipos profesionales docentes. Previamente,
recurre a la genealogía
para contextualizar los orígenes sociales de las actividades
extraescolares en el contexto de la innovación pedagógica en que se desenvuelve la Escuela Nueva, en el proceso
de civilización y en el tratamiento de la diversidad en la
escolarización de masas. La interpretación de los significados
que tales actividades tienen para sus protagonistas encuentra acomodo adecuado en la concepción durkheimiana de la escuela como
medio moral que traduce
propiedades organizativas en aprendizaje y forma identidades vinculadas a
categorías de la estructura social, pero con autonomía de la voluntad, mediante el espíritu de disciplina acorde con un
determinado grado de renovación pedagógica y de vinculación con el entorno.
ABSTRACT
This work aims to reach
some knowledge about the
relationship between extraschool
activities and innovative teaching, on the one hand; and educational achievement, on the other. Besides a brief genealogy, the
fieldwork was carried out within a sociological conceptual framework, studying three
different schools, primary
and secondary, public and private, as well as with different degrees of pedagogical innovation. One of the main findings is that extraschool activities are near the
innovative teaching group of
NUEVO
instrumentalización
de los elementos definidores de la organización escolar, como el calendario, el
horario y las actividades extraescolares (fiestas y
representaciones colectivas,
incluidas), a los que
convierte en mecanismos panópticos, que todo
lo ordenan espacio-temporalmente y todo lo ven, y que articulan
los elementos universalistas con los particularistas, al servicio de la
organización, en general, y de la innovación, en especial, mediante el control.
Prestan también su labor como mecanismo de proyección de las dificultades o
reticencias en la relación de los profesores y padres, estableciendo cauces de
información y participación a padres y alumnos en la gestión de los centros.
Todo ello conduce, finalmente, a encauzar cualquier incipiente conflicto
mediante la negociación y el diálogo. Las
actividades extraescolares, a través de la participación
de los diferentes agentes de la comunidad escolar, se comportan y actúan como elementos estructurantes
de la organización, (Guerrero, 2004).
Pinicialmente, pferee1.- Introducción. Las propiedades de las organizaciones
escolares y el aprendizaje.
El estudio de los centros escolares como
organizaciones abiertas al medio social en que se asientan está ya fuera de
toda duda; a trabajos previos, que recogen las razones y referencian los avales
que así lo indican, nos
remitimos[1] Lo
esencial de una organización es contar con una estructura y una cultura; una estática y una dinámica en pos de lograr un objetivo
común. La estructura recoge los
elementos
estáticos, fijos y procedentes del entorno, en forma de insumos personales (profesores y alumnos, v.g.), normativos (legislación
o financiación ad hoc) o
materiales (espacios,
tiempos y recursos) y los ordena de acuerdo con un sistema de reglas La cultura, por su parte, es la estructura en funcionamiento, y se encarga de los procesos, las interacciones y, en general, la vida y relaciones sociales en su seno. En el
caso de las organizaciones escolares, no tenemos
que realizar modificación
alguna, sino tan sólo referirnos
a sus realidades específicas. Así, la estructura de las organizaciones
escolares viene contenida en su legislación y en su
doble contenido de elementos administrativos o de gestión de lo común o compartido, y de lo académico o diferenciación académica. Por ello, el poder se plasma en una doble
componente, la dirección tiene que
ser tanto administrativa como profesional. Lo que, dada la contradicción en sus
términos, se
resuelve con una gerencia y un liderazgo. La cultura se presenta también de forma específica,
porque surge del
carácter de medio moral laico que, acorde con Durkheim, constituye la
organización
adecuada para: a) transmitir el espíritu de
disciplina proceso de estriba en
torno a conformar la vida
alrededor de la transmisión de la cultura social para socializar primero, instruir más tarde y
seleccionar después. En todo
ello, se ha visto, igualmente, que el formalismo consustancial
a toda organización
tiene un peso fundamental en la educativa, preferentemente en la innovación. Así se ha puesto de manifiesto en el estudio de
los tres casos que sostienen este trabajo: de mayor a menor compromiso con la
innovación
pedagógica, de más a menos
rica la organización. Se pone en
evidencia el lugar
preeminente de la
pedagogía que la cultura y lo que Tyler
(1991) llama el papel de la cultura
escolar en el reforzamiento de la organización; función que realiza valiéndose
de las que llama, siguiendo a Bentham
(1989) y Foucault (1978), unidades de disciplina
panopticista de la escuela: el calendario, el horario, la unidad lectiva,
la forma de las aulas y la distribución de las mesas, los procedimientos de
control de la asistencia y la disposición espacio-temporal y física de los
sujetos en asambleas, gimnasios, recreos y actividades deportivas. Además, las actividades complementarias y
extraescolares, mientras refuerzan la cultura escolar, establecen puentes
socioculturales entre el centro y su entorno: las familias, asociaciones y
ayuntamientos.
Las líneas que siguen a continuación pretenden llegar a conocer y valorar el papel de las actividades que llamamos extraescolares, en el proceso de
escolarización y sus resultados: el achievement de los
anglosajones, traducido por el logro o rendimiento
escolar, en
nuestro ámbito. En una primera
aproximación de trabajo, podemos señalar que, cuando hablamos de actividades extraescolares nos estamos refiriendo al conjunto de todas aquellas prácticas
y relaciones formales, organizadas dentro del ámbito escolar, pero fuera
de los horarios, espacios, agrupamiento y contenidos regulares por
rutinarios. Nos estamos
refiriendo a las salidas, excursiones y visitas a
museos de alguna
clase o grupo de
alumnos; así como a la celebración también de tantas y tantas efemérides, días de… o semanas
culturales, muchas
veces vehículos involuntarios
de valores
transversales que se presentan y actúan como
intermediarios entre las propiedades organizativas de las escuelas y los resultados de los alumnos. Todo ello, de
acuerdo con un marco teórico de referencia, que descansa en la
teoría sociológica de las organizaciones, y unos datos cualitativos obtenidos en el estudio
de tres
centros escolares de diversos ciclos, titularidad y grado de compromiso con la
innovación
pedagógica. Se integran, a su vez, en una
investigación más amplia[2] que
persigue conocer las relaciones entre los modelos de organizaciones
escolares (agregado,
estructura y sistema) y los
tipos profesionales dentro del profesorado (funcionario,
profesional y democrático). En
concreto, la exposición pretende explicar cómo se ha
implementado en la práctica y los resultados a los que
se ha llegado, lo que señalan convencidos dos autores de autoridad en el
campo, como son Stephen Ball y Robert Dreeben, cuando dicen que la comprensión de las escuelas como organizaciones
es previa y fundamental a la introducción de innovaciones en el proceso de
enseñanza y en los cambios curriculares (Ball,
1989:9). Lo cual significa que la
estructura interna de las escuelas es fuente de resultados educativos y que su análisis ilustrará
nuestra comprensión y práctica de las políticas social y educativa (...) Tomar
la estructura interna de las escuelas seriamente, significa prestar atención a
las propiedades organizativas que influyen de inmediato en las experiencias de
los alumnos y conforman su aprendizaje (Dreeben,1994:38). Es decir, que los resultados obtenidos en el proceso de
escolarización se deben, en parte al menos, a los modelos organizativos, a la estructura interna de la escuela; y que sus propiedades
organizativas ejercen una
influencia directa en la
actuación de los
alumnos. Su
análisis es
obligado, por
tanto, si queremos conocer de primera mano lo que sucede en el interior de los
centros escolares, antes de intervenir racionalmente en los debates y propuestas normativas para su reforma.
Dicho así, eso significa que la sociología, que estudia
los efectos de la organización escolar sobre el aprendizaje, puede
contribuir decisiva y
racionalmente a
los procesos de reforma educativa.
Y parece lógico pensar que no sólo con el estudio de la organización, que las
interacciones de enseñanza y aprendizaje que tienen lugar en el interior de las aulas inciden también en el logro. Por lo que, mutatis mutandi, resulta bastante prudente incluir también el grado de innovación pedagógica como un
factor de logro, como manifestación de la
didáctica y como componente
de la organización, sobre todo en los centros adscritos a una pedagogía de autor o comprometidos con un proyecto
educativo innovador. Con tal inclusión se asume lo hallado en fases tempranas del estudio, de que el grado de innovación pedagógica es un buen
indicador del tipo
de interacciones educativas en las aulas y expresión de la correlación
entre el tipo de profesional docente y la docencia que
tiene lugar en ellas: bajo, para
el tipo de profesor
burocrático; medio, para el tipo técnico; y
alto para el profesor
de tipo democrático. Con este marco de
referencia, se han elaborado trabajos presentados en distintos ámbitos
profesionales y académicos[3], consiguiendo un feed-back y una validación profesional suficientes para seguir profundizando en el
análisis de las
propiedades organizativas de los
centros escolares como
fuente de logro. Validación que, en todo caso, no pretende tanto
determinar la relación inmediata entre práctica
docente y aprendizaje estudiantil, cuanto la idea de Durkheim de la
escuela como un medio
moralmente unido
impregnado de ciertas ideas, de ciertos sentimientos, que envuelva de cerca al niño, que actúe sobre su
naturaleza entera (con una) organización exactamente igual que la sociedad de
los adultos (Durkheim, 2002:98).
A nivel
operativo, se han incorporado ya los
primeros hallazgos del estudio, que identifican el poder y la cultura de los centros con los
sistemas de relaciones formales e informales,
respectivamente; y el
papel del poder en la gestión de la
cultura como su funcionamiento práctico.
Igualmente, se han identificado el compromiso y la práctica de la innovación pedagógica, con la adopción de una pedagogía de autor o un PEC alternativo (véase nota 2). A partir de
ahí, el trabajo se ha centrado en el lugar y sentido de las actividades
extraescolares, como
epítome de las relaciones entre los
centros escolares y su entorno social primario (las familias, los vecinos o el
ayuntamiento) y secundario (las administraciones educativas y la sociedad más
amplia). El objetivo
es ver en la
distribución de estas actividades, en el interior del centro
escolar, parte de los
efectos de la organización en el
logro.
ypor ende,
debiera preceder a cualquier análisis o
propuesta de cambio; como es
el caso Así lo señala , cuando
dice que: 2.- Metodología: Los tres casos a estudio.
Para
llevar a cabo este trabajo se ha recurrido a la metodología
del estudio
de casos,
escogidos con criterios teóricos y analizados desde la teoría basada en los conceptos
sensibilizadores (Glaser y Strauss: 1967). Su
desarrollo Pasar de las palabras a los hechos ha
supuesto realizar una serie de observaciones y entrevistas a miembros de los
equipos directivos, claustros, AMPA y alumnos de tres centros docentes[4] En concreto, han sido tres centros docentes con desigual
estructura interna, debido a su titularidad,
nivel educativo y distinto
grado de compromiso
y homogeneidad pedagógica. Han sido, fundamentalmente: 1) un colegio
privado creado hace 25 años y con
pedagogía propia o de autor, 2) un IES de reciente creación y sin obediencia expresa a ninguna pedagogía, y 3) un CEIP de más de 30 años de antigüedad, comprometido
oficial, aunque no unánimemente, con un PEC innovador y . El desarrollo del trabajo de campo en los tres
centros se llevó a cabo entre Noviembre de 2003 y Mayo de 2004, de manera
sucesiva y alternada, realizando además de las observaciones y entrevistas a
miembros de los diversos sectores antes dichas, consultas de actas y documentos
del funcionamiento de los centros: PEC, PGA, RRI, CE, Claustros… Se han utilizado también algunas
fuentes secundarias, como numerosas
páginas web de colegios de diferentes tipos de hábitat, titularidad y ciclo y encartes o
anuncios publicitarios de algunos centros
privados de élite.
El Colegio Libre Kandinsky es un colegio privado no concertado
ubicado en una de las salidas nobles de una gran ciudad, donde imparte
educación infantil, primaria y secundaria obligatoria (no bachillerato) a unos cuatrocientos
alumnos, hijos e
hijas de profesionales. Aunque ey artísticos s el único centro de enseñanza básica de esa
pedagogía que existe en nuestro país, el modelo de pedagogía Kandinsky se
extiende por el centro de Europa y toda América, con centenares de colegios y sSu
El Colegio Kandinsky está organizaorganización do siguiendo
en su literalidad piejuntillas el modelo
pedagógico del pensador de habla alemana del mismo nombre (ficticio), con rasgos muy llamativos y
evidentes: como la división del horario de cada día en tres
periodos o el que los alumnos escriban con pluma sus propios libros de
texto. TPor ello, todos
los profesores son especialistas en pedagogía Kandinsky,, sobre en la que han sido formados y de la que la que siguiendo cursos
periódicamente sobre la misma. Aque , es un que en alguno de los
múltiples centros de formación del profesorado de que dispone la Fundación que
se reclama heredera de su pensamiento y que se extiende, además, a actividades
terapéuticas y editoriales. El
Kandinsky representa un tipo de colegio que funciona al cien por cien con lo
que llamaremos pedagogía de autor[5] , pudiendo constatarse la incorporación de las líneas
directrices y principios
pedagógicos del citado
autor, tanto en la cuidada y peculiar organización del centro, como en
la metodología didáctica común a todo el profesorado. A primera
vista, no se advierten tensiones
en su vida cotidiana y l La impresión general es de un
clima distendido. Esa izada ausencia
de conflicto resultó ser y contrastada
con diversas fuentes es que
argumentaban que el conflicto no aparece de manera
explícita en el
centro niveles
de violencia física y cuando lo hace en forma
de oposición de
criterios, funcionando en caso contrario un doble sistema de participación negociación
de arriba abajo y de abajo arriba que loa
disluelvye. En apoyo
de tal afirmación pueden ponerse los mercadillos
navideño y veraniego, verdadero ejemplo de integración funcional o, como llamaría Durkheim, de
solidaridad orgánica. En ellos,
los padres, alumnos y maestros,
como gustan en llamar al profesorado, preparan
objetos artesanos, llevan comidas u ofrecen servicios, cuyas ventas dicen
dedicar a su política de becas para alumnos que las necesiten; ya que el
colegio no es concertado, para sentirse libre. En paralelo, los maestros y alumnos aprovechan
para realizar una exposición pedagógica, junto a actuaciones musicales y del baile entre
místico y terapéutico ideado por su autor. Dicho en lenguaje ad hoc:
una hábil ceremonia de disolución de conflicto, que combina rituales de expiación
con participación o presencia general, aprovechada para mostrar la consecución de objetivos hierocráticos llamativos. Dicho con un refrán
taurino: hasta el
rabo, todo es toro
El Colegio de Educación Infantil y
Primaria (CEIP) “Carabanchel
Alto” es un Colegio de Educación Infantil y Primaria
(CEIP) que está ubicado en un barrio surgido de la remodelación de
un histórico y combativo poblado de chabolas del extrarradio pobre de esa misma
gran ciudad, formando parte de esa histórica realidad desde finales de los pasados años sesenta. Como proyecto educativo, se puede considerar uno de los
pocos colegios públicos con línea metodológica y, por
ende, organizativa propia, si bien . Aunque esta seamatizada por la llegada cada año, por concurso de
traslado, de nuevo profesorado no
necesariamente afín a los
principios contenidos
en el PEC, anos baideólogoligados a pedagogos tan diversos, con nexos comunes unos, como Faure,
Freinet, y
Freire, y
no tanto otros, como Montessori y Neil [6]; así. Aspectos concretos de sus teorías pedagógicas, como son la agenda escolar, la cooperativa,
el huerto y la granja escolares, o la biblioteca
de aula se plasman en la didáctica y organización escolar de este CEIP. Scomo a aspectos
concretos de sus teoría: la agenda
escolar de Freinet sí, pero no la cooperativa,
por ejemplo. ero plado egún nos confesaban continuamente su directora y
los profesores que compartían el proyecto educativo, sólo algo más de la mitad del profesorado del CEIP “Carabanchel Alto” está comprometido con el Proyecto Educativo del Centro. El resto quedaba, protegido por su libertad de cátedra, al albur del concurso de traslado, ya sea abandonando el colegio en el primero que podían o
permaneciendo allí como conversos o en actitud ritualista. A pesar de ello, no se apreciaban tampoco
conflictos significativos,
probablemente porque el funcionamiento cotidiano del centro corría parejo con toda Todo una estructura
de procedimiento de asambleas depor
cursos y sectores que, funcionando de abajo arriba y viceversa, sirven para enfriar dialógicamente el
posible conflicto desde su posible
que apariecióne
hasta que se diluyesu dilución. Tanto la cooperativa, como el
funcionamiento asambleario son, en opinión de todos, las joyas de la corona del centro. Un joyero
al que una madre cercana al grupo dirigente añadía la
Escuela de Verano: un viaje de una semana y justo al
finalizar el curso, probablemente
de los maestros, padres y alumnos sexos más concienciados y comprometidos con el PEC, para recapitular, ahondar en el conocimiento mutuo
y pergeñar nuevas ideas de cara al próximo
curso.
El tercer
centro, el Instituto
de Enseñanza Secundaria “Valle del
Kas”, ubicado cerca del anterior, es de creación reciente y en sus aulas más de una cuarentena de profesores
enseñan a unos seiscientos alumnos de ESO y Bachillerato. Un
profesorado que apenas se conoce entre sí, por ser un centro de nueva creación, que cuenta con numerosas incorporaciones cada curso y carece de un
proyecto educativo común. En su
interior y para
temas puntuales, se perfilan así hasta tres subculturas
emergentes, correspondientes
a la existencia de tres grupos que representan la micropolítica del centropolt e, incluso, microfísica. Una subcultura se conforma en torno a quienes piensan
que suo es labor en un IES y un medio como ése es la de apostolado o pastoral religiosaneocatecumenal, y . La integra está formada por un sector del
claustro próximo a sectores católicos conservadores, partidario de
programas como el de la celda de
expulsados (sic), una experiencia adoptada en respuesta a una oferta de la
Junta Municipal de distrito para afrontar el tema de
lidiar con los expulsados del IES por más de
24 horas, defendida
como catecumenal y benefactora por un sector del
claustro próximo a sectores católicos conservadores. Otra subcultura está formada por , frente a la acumulativa cognitivista de los
profesores de profesionalidad
más técnica, que defienden la función cognitiva o
acumulativa y la filosofía del
esfuerzo como forma de que sus alumnos salgan adelante. Entre sus , con aportes
están como la
consideración de las actividades complementarias y extraescolares, entendidas como de lustre
culturalista (“darles acceso a una cultura que ni han tenido ni probablemente
volverán a tener”, en referencia a ir a la ópera o a los conciertos y
exposiciones de la Fundación March.). Y, finalmente,
la tercera subcultura es y la de los constructivistas, con aportes
como . Otro es el uso de la agenda escolar, un elemento panóptico e
interactivo, porque sirve para conectar a profesores y padres vía los
estudiantes mismos (picarescas aparte), de origen en Freinet y punta de iceberg
del sector más progresista del claustro. Las entrevistas y la lectura de actas de reuniones
ponen de relieve que esa tensión existe y que al no
contar con
mecanismos de negociación, pues su
Reglamento de Régimen Interior es meramente defensivo y punitivo, las
tensiones se distribuyen por
doquier. Así se
ponen de relieve, de una manera muy plástica, en el continuo abrir y cerrar de
las puertas que separan el edificio central, donde se hallan la Dirección, Secretaría,
Jefatura de Estudios y la Sala de Profesores, junto a la Administración y el bar; de los otros edificios,
donde se encuentran las aulas. Para
controlar que queden siempre cerradas y no entre ningún alumno indebidamente, en un
lugar panóptico, la
Conserje vigila permantemente el cumplimiento de esa muy evidente clausura social y física.
Igualmente, entre las quejas generalizadas a la arquitectura del centro[7] (“una pena,
siendo nuevo el
edificio”), destacaba siempre el
hecho de haber situado los Seminarios de los profesores en territorio apache, junto a las aulas, con el consiguiente riesgo y miedo que ello suponía, venían a decir los entrevistados., frente a una
mayoría partidaria de programas como el de la celda de expulsados (sic), una experiencia adoptada en respuesta a
una oferta de la Junta Municipal de distrito para lidiar con los expulsados del
IES por más de 24 horas. El tercero, más resaltable, tiene que ver con la
consideración de las actividades complementarias y extraescolares, entendidas
como de lustre culturalista (“darles acceso a una cultura que ni han tenido ni
probablemente volverán a tener”, en referencia a ir a la ópera o a los conciertos
y exposiciones de la Fundación March.)
además de
las observaciones y antes
dichas3.- Innovación pedagógica y actividades
extraescolares: de la
Escuela Nueva a la LOGSE.
La
genealogía, estrategia epistemológica procedente inicialmente de Michel
Foucault, especializada en la búsqueda de las raíces del presente en el
pasado reciente, forma ya
parte del acervo metodológico común de las ciencias sociales. Aplicada, a modo de instrumento heurístico, a rastrear los
orígenes y
desarrollo de las actividades extraescolares y su contribución al
aprendizaje, junto a las propiedades organizativas de las escuelas, nos descubre tres grandes líneas o direcciones de
búsqueda de
explicaciones e interpretaciones sociohistóricas. En primer lugar, sus
orígenes comunes con los
planteamientos teóricos de la renovación pedagógica iniciada con la nueva escuela, o escuela
moderna en
España, en cuanto
a conocer los precedentes inmediatos de las prácticas docentes más innovadoras.
También, en segundo lugar, su relación con la aparición del deporte escolar como parte del proceso general de la civilización
de la sociedad europea, para el
caso de las actividades entendidas como ejercicios recreativos o juegos
competitivos. Y en tercer
lugar, sus coincidencias con el tratamiento de la diversidad, mediante todo un
conjunto de prácticas
extraescolares sin filiación, asociadas a la necesidad de buscar nuevos escenarios de logro que contengan el
conflicto en el interior de los
centros escolares surgidos de la escolarización
de masas y el consiguiente reforzamiento de la función
de custodia de la
organización escolar que,
progresivamente, gana terreno en una
sociedad cada vez más
igualitaria.
3.1.- El mito de lo natural y la enseñanza activa.
Muchas de las
prácticas innovadoras
de enseñanza y aprendizaje que, tras un largo recorrido, han llegado hasta aquí,
lo han hecho como alternativas a las
estrategias, consideradas obsoletas, por escolásticas y
medievales en los sistemas de enseñanza. Será a
comienzos del proteico siglo XX, cuando las lecciones
magistrales, es
decir, el predominio de la palabra (logos) ejercido por el maestro, en un espacio cerrado y durante un periodo regular
de tiempo, se van a ver desplazadas por las propuestas de la llamada
escuela nueva, un movimiento pedagógico que aportará nuevos métodos y formas de
proceder fuera del
horario ordinario o de los límites espaciales de las organizaciones escolares. Frente a
la escuela tradicional, centrada en el maestro, el programa y el libro de
texto, el descubrimiento de la psicología del desarrollo da prioridad a la
evolución pedagógica del estudiante. Estamos ante un
movimiento que trata de superar la
práctica escolar al margen
de la vida y de hacer
valer las ideas naturalistas de Rousseau, acerca de la bondad de
la naturaleza humana y
la maldad social. Es lo que dicen sus
seguidores más conspicuos, Pestalozzi y Froebel, de la escuela en el campo o del medio ambiente como educador; y la consideración de la enseñanza como un jardín en el que cuidar, cual
jardineros fieles, la semilla o esencia
de la naturaleza humana. Se
entroniza la
enseñanza centrada en el niño (paidocentrismo); según la cual, la educación es un proceso continuo, que
abarca desde la infancia a todas las etapas de la vida, basado en la
observación y la experimentación (activismo); en que el conocimiento surgirá, por vía sensorial, de la
espontánea curiosidad del niño (espontaneísmo); y en dejar obrar a la naturaleza (naturalismo), ideal de profesor hasta los 12 años. (Titone, 1981). Son estos
planteamientos naturalistas y esencialistas los que se traducirán en instituciones y prácticas
pedagógicas posteriores como el kindergarten
de Froebel, las granjas-escuelas, las salidas y excursiones o los huertos escolares.
En España, la
“Escuela Moderna” de Ferrer i Guardia[8], partidaria
también de una enseñanza armónica, progresiva y activa, va a ser la referencia de esas ideas rousonianas de la Escuela Nueva; junto a la figura pedagógica de Lorenzo
Luzuriaga quien, en sus
libros y escritos en la Revista de
Pedagogía, recoge esos principios del
paidocentrismo y del activismo; según
los cuales, el aprendizaje se realiza observando,
investigando, trabajando, construyendo, pensando y resolviendo situaciones
problemáticas. La educación debe propiciar la actividad espontánea
y la iniciativa del niño, el cambio en la relación maestro-alumno implica que aquél pasa a ser
guía, en una
escuela vitalista que, no tanto prepare para la vida, como que sea
la vida misma. En definitiva, una escuela comunitaria, centrada en la
comunidad. (Carreño, 2000:34). Pero el sujeto
colectivo que
represente y lidere esa renovación va a ser la Institución Libre de Enseñanza (ILE), como plataforma
alternativa que será de defensa de esas ideas de naturalismo, activismo y esencialismo, que le
llegarán vía Pestalozzi. Como se
puede ver cuando recomiendan
que
todo, absolutamente todo lo que puedas enseñarle [al niño] por
los efectos de la naturaleza misma de las cosas, no se lo enseñes mediante
palabras (…) Nada de palabras, cuando
es posible la acción. (…) La naturaleza
le instruye mejor que los hombres. (…) El
maestro no se aventura a regular violentamente la marcha de su alumno. Nutre y
cuida con santo respeto la semilla depositada en él como la planta que ha
plantado el padre celestial (Pestalozzi, citado en Guerrero, Quintana y
Seaje, 1977:98).
La
Institución Libre de Enseñanza representa los intereses y planteamientos del mundo académico y profesional de la España liberal y progresista, como alternativa educativa a la España ultramontana
dominante en la Restauración. Descansando
en los dos pilares del Museo Pedagógico de
Bartolomé Cossío y la Junta de Ampliación de Estudios de Giner de los Ríos, sus instituciones
educativas van a ser el Colegio
Internacional y el Instituto-Escuela; así como
el BILE (Boletín de la Institución Libre de
Enseñanza) su órgano de
expresión y difusión de estudios e ideas. Su obra
intermitente sólo alcanzará trascendencia política con la II República y, más recientemente, durante los
gobiernos socialistas de Felipe
González y Zapatero. Entre las
manifestaciones pedagógicas de la ILE están la defensa y promoción de la música
popular, especialmente coral, en las escuelas; así como las políticas de
extensión universitaria que supusieron las Misiones Pedagógicas, en la II
República y las Universidades Populares. Además de estos aportes, están los más significativos para las prácticas pedagógicas renovadoras: las colonias escolares[9], algo más que unas vacaciones en el mar o la montaña; y las salidas o rutas
pedagógicas, algo más que una excursión, como trabajos pedagógicos que
necesitan una preparación, con sus cuestionarios para el viaje y
para el paraje
o población de destino.
Hoy en día, este naturalismo
aparece también como fundamento de las salidas, en el
RRI del CEIP, recogiendo lo que su mentor dice en su “testamento pedagógico”[10] acerca de las actividades fuera del colegio, como prefiere llamarlas, en el sentido de que:
es
importante que los niños y niñas urbanos puedan estudiar y aprender de la
naturaleza de modo directo, en un proceso de observación y contacto. Las
salidas
son ocasión de convivencia, observación y estudio, situación especialmente motivadora
para la educación afectiva y sexual y necesitan prepararse (Lara, 2004:139).
No se queda atrás tampoco el Kandinsky, reconociendo en el
apartado que dedica en su RRI, a las actividades
al aire libre o contactos con el medio ambiente, como
propias de la metodología
Kandinsky y una forma viva y real de conocer el medio, siempre
de acuerdo con la evolución y la edad. Por el
contrario, no existen referencias a la
naturaleza en igual
documento del IES; su RRI
dedica una prolija literatura a considerar las situaciones y categoría de las faltas de los alumnos y su sanción. En su
fundamentación metodológica, alude, en un lenguaje artificioso, aunque nada natural, alude a que:
las actividades extraescolares y complementarias
representan un eficaz
instrumento de intervención
educativa que prolonga la actividad docente más allá del espacio o tiempo
habituales. Estas
actividades deberán responder a criterios
pedagógicos y académicos y buscarán su integración en la PGA del centro.
3.2.- Deporte, civilización,
escolarización de masas y diversidad.
La génesis
del papel de las actividades deportivas en las
organizaciones escolares se halla
en la misma fundación de tales organizaciones, las public schools inglesas,
cuando sientan las bases del deporte moderno, en el contexto del proceso de
la civilización. Desde entonces hasta nuestros días, la presencia del
deporte ha ido ganando en importancia en el
tratamiento de la diversidad en la escolarización
de masas. En efecto, la expansión de la
escolaridad y su
generalización en las
sociedades industrializadas a lo largo del siglo XX trajo consigo la
escolarización de masas, una contribución señera del sistema educativo a la
democratización de la sociedad. Añadiendo, debiera decirse, nuevas
tareas a sus metas, al
incorporar los sectores populares de la población a la
enseñanza secundaria. Afrontar ex
novo el tratamiento de la diversidad, reflejada en forma de resistencia y conflicto
en las aulas y en los centros, pondrá en cuestión la eficacia de la escuela y someterá a gran tensión al aprendizaje y a la organización escolar. Ante tal situación, el sociólogo norte-americano Willard
Waller cree
contribuir a su superación, mediante la puesta
en marcha del que llama dispositivo deportivo; embrión del origen de las actividades extraescolares lúdicas y
recreativas. Entiende que
las actividades extraescolares
y deportivas son las
respuestas claves de la escuela a esta necesidad de contener el conflicto, ya
que aportan salidas a las energías estudiantiles dentro del marco de la
autoridad escolar (Waller, 1932:893).
Esta tesis representa la posibilidad real de servirse de la organización
escolar para gestionar la diversidad y, en su caso, el conflicto en las
escuelas, actuando directa y eficazmente sobre el clima en los
centros y el
rendimiento escolar. Sucede esto, muy en concreto, con la
práctica deportiva y ahí está la función del deporte y su relación con lo
académico en la tradición de las universidades
y colleges anglosajones, hoy extendida a casi todo el mundo.
Al respecto, unida a la tesis de Waller estaría la de Norbert Elias y Eric
Dunning (1992) acerca de las concomitancias entre el desarrollo del deporte y
el proceso civilizador. Un proceso que comienza a partir
de la Edad Media en Europa con
“la
formación del Estado, el alargamiento de las cadenas de interdependencia, la democratización funcional que supone la compensación del poder entre las clases, el refinamiento de los modales y
normas sociales, y el aumento de la presión social sobre los
individuos en forma
de conciencia o super yo freudiano, para que
autocontrolen su sexualidad y emociones” (Elias y
Dunning, 1992:24).
Se refieren a la transformación de
los bestiales juegos rurales de la época en juegos civilizados, al dotarles de normas
dulcificadas. Como fue el caso del fútbol, que surgió precisamente del autocontrol de que se dotaron los estudiantes de las public
schools inglesas,
como la de Rugby, para regular
mediante normas autoaceptadas la
práctica del, ahora ya, nuevo deporte. Así, pues, el nacimiento del deporte
moderno es genuinamente escolar y, desde entonces, sigue siendo cauce para
canalizar el malestar en la cultura, también en los centros de enseñanza.
3.4.- El pensamiento
oficial y su
expresión legal.
También la genealogía establece como los
contenidos ideológicos que
terminan por reflejarse legalmente en los
órganos legisladores se
encuentran previamente y, por ende, pueden ser rastreados en los debates de ideas, las
ideologías o utopías alrededor
del particular, y
artefactos que acompañan socialmente al desarrollo de las actividades que tratamos de
comprender. Existen numerosísimas
páginas
web, de centros escolares y organismos
educativos de toda
España, que recogen la literatura oficial real, si bien
matizando términos e ideas a conveniencia. Son los casos de los Colegios Públicos “Cruz del
Río”, de la Junta de Extremadura, cuando distingue
las que llama actividades formativas de las
complementarias, y de Minglanilla en Cuenca, traduciendo el
aprendizaje significativo en un programa de salidas y visitas escolares a sus
alrededores. Algunas, como la de la Junta de
Canarias, van más
allá, traduciendo la
finalidad última de
muchas de las cuestiones que laten al respecto: la consecución de la jornada
continua, por parte del profesorado de primaria. Así, en una
presentación exhaustiva al respecto, de difusión de su regulación
por Orden de
15 de enero de 2001, dice que su
objetivo es que sirvan de “complemento
a las actividades lectivas y desarrollen aspectos no incluidos en los
currículos” dotando progresivamente a los centros de los recursos
necesarios para que en
todos se disponga de una oferta formativa de calidad en horario de tarde” (cursivas añadidas). Otra
dirección es la que
mana del ranking de “Los 100 mejores centros” de “El Mundo” (el
diario), en el que las ideas de excelencia manan convertidas en
literatura propagandista a favor de
los más elitistas centros
privados, que utilizan los “magníficos edificios”, las “excelentes
instalaciones” o “el
vasto campus escolar” como criterios
de calidad.
En realidad, el estado de la cuestión de cada campo
y actividad suele aflorar en las
revistas académicas y
publicaciones del campo, frutos en muchos casos de Congresos y Seminarios
varios. Son las fuentes de las que beben los funcionarios que redactan los
informes previos a las decisiones de los responsables políticos de las Órdenes y Resoluciones que van a regir estas actividades
extraescolares. En esa
dirección, una búsqueda bibliográfica ha permitido confrontar una serie de textos publicados entre 1978 y 1998 sobre el
particular, que pueden representar o acercarse a las posiciones de esas fuentes oficiales. De su lectura se
deduce que hay un cambio de posiciones ostensible desde la época de la
transición al presente, que va de la preocupación inicial por la combinación de educación y tiempo
libre (Rodríguez, 1978), a la atención reciente
por los espacios
y tiempos extraescolares (Beas y otros, 1998), pasando por la actividad física y deportiva en la naturaleza (Ascaso y otros, 1996),
como elementos circunstanciales de las actividades extraescolares en los
centros educativos (MEC, 1996). Lo
último que se plantea forma parte de los Programas de apertura de los centros escolares
en horarios no lectivos, un
correlato de la idea del
centro escolar más que como organización, como una comunidad (de aprendizaje) asentada en
otra comunidad (de vecindad o
habitación[11]). En efecto, durante la
puesta en práctica de la LGE de 1970, la preocupación oficial era, tan obvia como básicamente,
cómo completar con los recursos limitados el mapa escolar con el que llegar a
tasas del cien por cien en la escolarización obligatoria en condiciones de
calidad. Se hablaba así de conocer
“las implicaciones que el uso del tiempo libre tiene en el desarrollo de las
facultades humanas” (Rodríguez, 1978) y actuar en consecuencia, convirtiendo la buscada
y necesaria eficacia social del sistema educativo en un “problema del tiempo libre”. Posteriormente,
gana terreno paulatino el naturalismo en vivo y
en directo, se podría decir, que
postula las actividades en la
naturaleza, como la forma adecuada de desarrollo armónico de la semilla que cada alumno/a
lleva en su interior (Ascaso y otros, 1996). Ya en la actualidad, liberados de la perentoriedad de
la situación económica y situados en un escenario fiscal positivo, el paradigma
higienista del medio ambiente, se extiende al medio social.
Implementado a la par que las actividades en la naturaleza, gana terreno el modelo
comunitario
de la escuela
en la comunidad. Es decir, se propugna la interacción escuela-entorno, bajo
el programa de apertura de centros a los vecinos, para su utilización
responsable (MEC, 1996). Un recorrido que, en
resumen, va de lo
pedagógico a lo político y de lo deportivo a lo natural, para derivar de la mística de los
valores a la microfísica del poder.
Desde 1887, en que el sociólogo alemán Ferdinand
Tonnies acuño la distinción conceptual entre gemeinschaft o comunidad y gesellschaft
o sociedad, ambos términos sirven para caracterizar realidades sociales muy
diferentes. Una comunidad es una entidad caracterizada por la semejanza, donde
predomina la proximidad familiar, todos se conocen y comparten ideas y
sentimentos comunes, tienen una escasa división del trabajo y cada cual tiende
a conservar la posición social adscrita desde el nacimiento. Justo lo opuesto a
la sociedad, que posee una organización más compleja e interdependiente, en la
que sus miembros consiguen cierta movilidad de status y se asienta en un medio urbano; frente al campo o medio
rural característico de las comunidades. Como decía un pionero sociólogo,
Ernest Burgess, viene caracterizada por “un conocimiento cercano de cada uno
con los demás, el predominio de las relaciones personales y la sujeción de los
individuos a la observación continua y al control hecho por la misma
comunidad”.
Ahora bien, dicho esto, debemos decir también que
existe un amplio consenso en lo que dice el diccionario Penguin de Sociología:
que el término comunidad es uno de los más elusivos y vagos, permaneciendo en
la actualidad sin significado específico. Lo único que puede decirse del
término hoy día es que se refiere solamente al conjunto de personas viviendo en
un área geográfica. Los añadidos rurales o afectivos forman parte de una
pretensión interesada de vindicación de la agrario y primitivo. Por ello, es un
término que no conviene a nuestro intento, por confuso y genérico: ni los
centros escolares son una comunidad, a la vista de su grado de complejidad
interna; ni el espacio habitado en que se inserta cambia nada por llamarle
comunidad, pues eso se refiere a su común y vecino asentamiento, por lo que
sería más correcto referirse a él como medio o entorno social. Más allá de la
consideración de los centros escolares como comunidades, lo que hemos sentado y
queremos que actúe siempre como referente, es su carácter de organizaciones.
Pero no un tipo cualquiera de éstas sino, como ya se ha dicho, organizaciones abiertas
al medio.
3.5.- La hiper-institucionalización o los excesos de la
escolarización.
Como señala Irvin Goffman (1987) en su estudio de
los internados, en los centros escolares existen dos mundos distintos, social y culturalmente hablando, de escasa
penetración mutua. Dichos
mundos, a los que llama interior y
exterior, están sometidos a tendencias
absorbentes recíprocas y
asimétricas; simbolizadas por los obstáculos que, a modo de
límites o bordes externos, se oponen a la interacción social con el exterior y
al éxodo de los miembros y que suelen adquirir forma material en edificios de
puertas cerradas, altos muros o vallas con setos. Obstáculos a los que
sumar el sistema de disposiciones que se interponen entre
los profesores y los padres y madres de sus alumnos. La escolarización, como forma de encierro que es, tiene, entre otros, ese problema: que es una forma de encierro y, como tal, su incremento, como pueda ser el
derivado de la asistencia a un programa
de actividades extraescolares, por ejemplo, supone un aumento del encierro, con el riesgo subsecuente de llegar a una
situación de saturación. El peligro de la hiper-institucionalización acecha a
la relación educativa. Un peligro
para el que
hallamos respuesta en todos esos
pedagogos que proponían, allá por los pasados años setenta, la desaparición de
la escuela, o su no obligatoriedad al menos. La desinstitucionalización entendida como desescolarización
o la instrucción
y socialización fuera de la escuela, como escuela abierta o aula sin muros, en palabras del autor que denuncia de la institución escolar como productora en masa
de “niñez”
(Illich,1974). Posiciones en todo caso muy limitadas, en el presente, a los movimientos de
aprendizaje en el hogar, respuestas posibles al temor al “gran
hermano” de la (hiper) institución total de Irving Goffman y en defensa del neorousonismo: una educación natural y fortuita, en el aprendizaje
que proporciona la vida y la experiencia, fuera de la institución formal que impide la
creatividad (Carreño, 2000:170)
Del espíritu a la letra de
la leyUna última
información que consideramos apropiada para completar la genealogía que pretendemos es la que nos proporciona conocer los debates de ideas alrededor de los órganos
legisladores, las ideologías o utopías que rodean a los funcionarios que, en última instancia, redactan las Órdenes y
Resoluciones que desarrollan las leyes que van a regir actividades como
éstas, las extraescolares. Especialmente
en un campo cel de
educación,en sobre el particular,o acercarse a
4.- Las actividades extraescolares y el entorno:
custodia familiar, cultura vicaria profesoral y ajustes
diversos (privatización y
recursos)
5.- Los
efectos de
las actividades extraescolares y sus tiposen el logro.
Si hay algo específico de las actividades extraescolares
es que aparecen como una alteración de la rutina y
el orden cotidiano de los
centros escolares: como una
ruptura controlada del ritmo espacio-temporal del momento que se le dedique; a
la vez que una apertura, aunque sea parcial o minoritaria, del medio social de
referencia.
La observación y la vida en los tres centros permiten profundizar en el conocimiento y funcionalidad de las
organizaciones escolares y su entorno, aunque para ello sea necesario
desovillar con antelación la maraña terminológica creada por la profusión de actividades que operan en
una gama de centros no menos
variada, tanto por su titularidad, como tamaño o ciclo
educativo. Tras dicho
ovillo podría esconderse, nada menos que la micropolítica de la vida escolar: ese lado
oscuro donde convergen las distintas estrategias de defensa de los intereses de
los estamentos implicados, bajo la apariencia de puntos de vista (Ball, 1989:25). De las actividades complementarias,
extraescolares,
académicas o
extracurriculares, a las “escuelas deportivas” o “de padres”, “talleres artísticos”, la lista
de actividades es tan diversa
como dispersa. La miscelánea de actividades engloba de Papiroflexia
a Ajedrez, pasando por Gimnasia rítmica, Informática, Teatro, Inglés, Apoyos,
Fútbol Sala, Manualidades, Textil y Cerámica, Cuentacuentos y, por no cansar,
Gym-Jazz.
La profusión es favorecida por ser un
terreno abierto en lo que a propuestas y gestión se refiere: del claustro a la
comisión de actividades, de los Ayuntamiento
a las AMPAs, pasando por empresas o, rimbombantes consultorías psicopedagógicas. Lo que el Informe PISA 2003 llama, de
manera tan fría como
contundente, provisión de
educación, no deja
de ser una forma más de la privatización irrefrenable de las políticas neoconservadores y algunas otras menos cercanas y explicables.
Tamaño sin fín de prácticas, de cursos, cursillos,
acontecimientos y otros y diversos elementos de un potpourri sin cuento, es
dependiente, en gran medida, de la falta de criterios que puede aportar
una pedagogía de autor. Muestra de ello lo vemos en el Colegio Kandinsky, que
ordena y simplifica su oferta básica en torno a tres Escuelas de Teatro,
Deportiva y Musical. Para
aclarar esta
confusión de términos, lo mejor es ordenar la terminología alrededor de un concepto o definición y una tipología precisa de actividades.
4.1.-
Concepto y tipos de actividades
extraescolares.
Las actividades que en tan elevado número se celebran
alrededor del mundo escolar, “de cinco a siete”, y que se recogen generalmente
bajo el apelativo de extraescolares, tienen en
común el que se realizan alrededor del centro escolar de pertenencia, que se
organizan por el propio centro, algunas de sus instancias próximas o, incluso,
miembros del claustro; y consisten en alguna forma de entretenimiento de viso
cultural, aeróbico o realizado en equipo. Con más precisión, podríamos denominan actividades extraescolares a todas aquellas prácticas de enseñanza,
de carácter lúdico (que parten de
la idea del juego como instrumento de aprendizaje y tienen como leit
motiv la diversión), recreativo (de
componente higienista, dirigidas
al disfrute del ocio o a la práctica del ejercicio físico), instructivo (que
tienen la pretensión de enseñar algunas habilidades, aficiones, conocimientos o
destrezas) y formativo (consistentes en la difusión y adopción de unos valores
sociales, culturales y éticos); cuya elección y desarrollo pertenecen a la
autonomía propia de las organizaciones escolares y, por tanto, no se contemplan
expresamente en el currículo oficial; y se llevan a cabo utilizando
procedimientos y estrategias significativamente diferentes a los utilizados en
las experiencias cotidianas de enseñanza y aprendizaje en las aulas. Entre
todas ellas podemos confeccionar
la siguiente tipología de actividades:
a)
complementarias: son aquellas actividades curriculares, como
salidas a parajes, yacimientos, eventos o acontecimientos especiales,
organizadas y realizadas por los profesores del centro, con la ayuda
circunstancial de los padres y del personal de servicios, que tienen lugar de
manera ocasional y con carácter obligatorio y, por lo general, gratuito, con la
pretensión de mejorar y completar los aprendizajes programáticos mediante
métodos activos y técnicas y recursos experimentales. Son las más próximas a
la innovación pedagógica.
b)
generales: llamamos
así a aquellos rituales y ceremonias solemnes y colectivas, realizadas a fecha
fija, programadas desde la dirección e, incluso, desde instancias jerárquicas,
sociales y políticas externas al centro, con carácter general y participación
recomendada a toda la organización y en conmemoración u honor de algún hecho o
personaje relevante o carismático a algún nivel. Verbi gratia: las efemérides
(“Día de la Constitución” o “El Día del Beato [Marcelino Champagnat]”, fundador
de los HH. Maristas), y las jornadas (“Día de la Castaña” o “Día sin Tabaco”,
por ejemplo). Son las
más transversales y próximas a
la función de legitimación
que tienen las escuelas.
c)
paraescolares: entran
en este tipo los cursillos y prácticas o talleres sobre aficiones musicales,
artísticas, lúdicas y deportivas que sugieren y/u organizan tanto comisiones ad hoc, como las propias AMPA; para su
celebración durante los tiempos inmediatamente adyacentes a la jornada,
generalmente a su fin; a lo largo de todo el curso o al menos en alguna de sus
fracciones mensuales o trimestrales; en las instalaciones del propio centro o,
excepcionalmente en sus alrededores; con carácter voluntario y para su alumnado
y, excepcionalmente, sus vecinos. Son, por lo general, de pago y se llevan a
cabo fuera del horario oficial del centro, pero dentro del control del centro.
Constituyen la mayoría de las actividades conocidas como extraescolares y se llaman así porque lo que las caracteriza es su
contribución paralela a las tareas y prácticas que definen lo específicamente
escolar o curricular. Una tendencia creciente que se observa es su progresiva
privatización, con la irrupción de empresas o consultorías, montadas en muchas
ocasiones por antiguos profesores, junto a pedagogos y de más vidas por oficio,
que ofrecen un estudio de las necesidades y su gestión en forma de actividades on demand. Representan las actividades más ligadas al entorno social de los
centros.
d)
actividades de servicios: son programas de actividades no lectivas y de
carácter esencialmente asistencial, que suelen prestarse en forma de ayudas
oficiales, en programas de servicios que utilizan las instalaciones de los
centros y se valen de personal semicualificado con el fin de cubrir alguna
necesidad de ajuste entre el centro y su entorno. Programas
municipales o autonómicos con el nombre de “Los primeros en la clase”, “Desayunos y meriendas”, “De 7 a 9”, por la
mañana, o “Un ratito más”, por las tardes” dan idea, con su nombre
transparente, de lo
que pretenden. Representan
un refuerzo de la función
de custodia y asistencial de las organizaciones
escolares.
4.2.- Las actividades
extraescolares, escenarios más
divertidos de
convivencia y
aprendizaje.
A priori y a la hora de
detectar y medir los efectos de
las actividades extraescolares se puede esperar que éstas
se manifiesten a un doble nivel: el intermedio
del centro y el
micro del aula. Al primer
nivel habría que analizar su influencia en la organización escolar, la medida en que las citadas
actividades favorecen o interfieren en ese medio moral que es la escuela. Al segundo, el micro
sociológico de las interacciones en el aula y de la
didáctica, habría que medir su incidencia en las relaciones
sociales,
interpretando el significado que los agentes conceden a esas actividades, toda vez que la
didáctica no es aún capaz de
distinguir los
efectos del aprendizaje (Muñoz-Repiso y Ros, 1998). Una medición siempre
cualitativa, pero que
puede incorporar componentes
o elementos más
cuantitativos heredados de estudios diversos: desde los de entrada-salida de Coleman, a los etnográfícos de
Hargreaves, Lacey o Subirats, pasando por los del movimiento de Mejora de la
Escuela que estudian Muñoz-Repiso y Ros, sin ir más lejos.
La realidad de los centros es que las actividades
extra-escolares son algo
más cercano que permiten buscar lo lúdico, en
tanto no son curriculares; del todo
cuando menos.
Formarían parte de lo doméstico y de la pedagogía invisible del humor y el
juego. Buscar otros escenarios de convivencia hacia una
escuela divertida, apunta hacia ese ello que se quiere desprender del superyo. Como añadía otra profesora: con ellas, nos divertimos y aprendemos al mismo tiempo.
En los tres
centros observados con mayor atención, la práctica y desarrollo de
las actividades extraescolares se corresponden con su grado de integración
cultural, así como con el nivel educativo. Allí donde más integración funcional
existe, donde se da una mayor homogeneidad en las prácticas de enseñanza y
aprendizaje, aumentan las actividades, llamémoslas, diferentes de las clases
ordinarias. Y no aumentan tanto en número como en calidad y organización.
El colegio
Kandinsky, de carácter privado y pedagogía de autor recoge en su Reglamento de
Régimen Interior que el Programa General de actividades complementarias y
extraescolares será programado por los profesores de los distintos ciclos y
presentado a los padres y al Claustro. En realidad, se refiere básicamente a
las actividades complementarias y colectivas: fiestas pedagógicas trimestrales,
concursos literarios, redacción de la revista de secundaria, Es un Programa,
declara solemne, dentro de la Metodología Kandinsky: actividades al aire libre o contactos
con el medio ambiente vivo y real, de acuerdo con la evolución de la edad
(RRI, págs. 37 a 40). El programa de actividades extraescolares diferenciado
para alumnos está constituido, por su parte, por una oferta de tres Escuelas de
Teatro, Música y Deportes, que se ofrece desde la Administración a todo el
alumnado en horario de tarde, nada más terminado el horario lectivo, de las
14,30 horas en adelante, previo pago de la cantidad correspondiente. Cuenta,
igualmente, con una Escuela de padres con actividades ligadas al modelo
pedagógico de referencia: música, euritmia, escultura, etc.
En el CEIP
estudiado también destacan las actividades
fuera del colegio, como las llama en su ensayo uno de los fundadores del
centro[12],
quien señala al tiempo su correspondencia con el modelo pedagógico. Su
importancia radica en que es importante
que los niños y niñas urbanos puedan estudiar y aprender de la naturaleza de
modo directo, en un proceso de observación y contacto [llevando a cabo] salidas, convivencias, observación y
estudio, que suponen un gran esfuerzo de los profesores y una especial
aportación de los padres y que buscan integrar
los espacios y los tiempos en un trabajo por proyectos (pág. 139). Aunque
la continua integración de su práctica pedagógica puede llegar a confundirnos
si intentamos utilizar la tipología ordinaria a sus prácticas funcionales,
estas actividades recién citadas podríamos decir que son las que llamamos complementarias, pudiendo diferenciarlas
tanto de las actividades colectivas, como de las extraescolares. Sin embargo,
tanto el funcionamiento asambleario
del centro, como que su gestión económica descansa en la cooperativa, hacen que la programación y realización de las
actividades sean compartidas. Ello no es óbice para que, desde la dirección, se
ocupen de organizar las efemérides y las actividades puntuales, así como de
aprovechar las actividades propuestas por
el ayuntamiento, que ayudan mucho, y consistentes
básicamente en formación en la preparación para algún deporte (fútbol,
baloncesto, …) aunque no participen en los torneos sabatinos, por cuestión de principios (algo que se repite en
el Kandinsky): ser contrarios a la competitividad antes de los 14 años. Desde la AMPA, un componente muy activo del
centro, se organizan igualmente actividades, especialmente las salidas y respetando, desde luego, la línea pedagógica del
centro. Así, en el cuadernillo conteniendo la programación de actividades al aire libre para el curso
2003-2004, aparecen 4 salidas o rutas
pedagógicas a diferentes lugares de la geografía madrileña (“El castañar de
casillas. Los colores del otoño” es una de ellas, para que sirva de ejemplo).
Cada una de ellas contiene una descripción en la dirección que recoge al final
una serie de eslóganes sobre su significado: asómate a la vida y empápate de ella en cada viaje, cada viaje nos hace
más sabios, nos conocemos más a nosotros mismos. Para padres, el AMPA
también ofertaba ese curso sendas actividades lúdico-literarias: Danzas del mundo y Tertulia literaria.
El IES “Valle del Kas” recoge en el
RRI que aparece en su agenda del curso 2003-2004 una declaración de principios
y reglamentaria de las actividades complementarias y extraescolares que
estudiamos y de las que dice que representan
un eficaz instrumento de intervención educativa que prolonga la actividad
docente más allá del espacio y del tiempo habituales. Estas actividades deberán
responder a criterios pedagógicos y académicos y buscarán su integración en la
PGA anual del centro. A partir de ahí, entra en una dinámica de regulación
normativa prolija y meticulosa, más parecida a un escrito surgido de la
sospecha que de la confianza. Lo que no deja de ser digno de mención tratándose
como se trata de un IES que, reglamentariamentereglamentariamente, debe de contar con un Departamento de Actividades
de ese tipo. Claro que el problema de estos centros es que su horario tan compacto
y denso, de
entrada mañanera y salida concentrado en una apretada
mañanavespertina, apenas deja tiempo para
llevarlas a cabo. Como indicaba una madre en su entrevista, al pasar revista a
las actividades en el centro de sus hijos y asumiendo lo evidente ¿e
inevitable?: “En Bachillerato, nada: no hay tiempo”. De hecho, las que
funcionan son muy puntuales y de duración limitada y han sido recogidas de
programas de colaboración con instancias oficiales. En este centro, como en
muchos otros IES estudiados en paralelo, las actividades desarrolladas eran
básicamente efemérides o “días de”: la castaña,
puertas
abiertas, asistencias a espectáculos y excursiones a esquiar, al
museo del Prado, o a “Lo más + plus”. Quizás lo más frecuente fuera el Día del Centro o la Semana Cultural, cuando
se hace zafarrancho y se montan toda una serie de actividades, torneos
deportivos, certámenes literarios, etc. Cierto es que asi siempre enl un contexto, la falta de
espacios adecuados, que dificulta
bastante la extensión y el desarrollo
de esesas
actividades,
como es la falta de espacios adecuados. Al menos assí lo expresaron las personas entrevistadas,
especialmente las relacionadas con el profesorado.
5.- Los significados
de las actividades
extraescolares para las
organizaciones
escolares y sus efectos en el aprendizaje Unas tesis a modo de
conclusiones..
Establecidos un concepto y una
tipología de las actividades extraescolares, se pasa a analizar como
contribuyen las actividades extraescolares al
funcionamiento de las organizaciones escolares, así como los posibles efectos
para el aprendizaje de los alumnos de esas organizaciones. Una idea
general que se obtiene del análisis de los datos es que, efectivamente, las actividades
extraescolares son un componente relevante de las organizaciones escolares,
relacionadas con el poder y la cultura de los centros. Son parte de las
relaciones estructurales, ya que en su gestión
participan los distintos sectores, reforzando al poder existente. Y son parte
de la cultura, ya que movilizan e incorporan elementos
materiales e inmateriales (instrumentos musicales y canciones, verbi
gratia), a los procesos
cotidianos de la vida en su interior. También que son mecanismos
privilegiados de las relaciones entre los centros y su entorno (vecinos, entidades,
asociaciones, instituciones y demás). De esa manera y por ambas
circunstancias, las actividades extraescolares ayudan a mantener unido
moralmente el medio que es la escuela, contribuyendo al reforzamiento de los
efectos positivos que se le suponen a las propiedades organizativas
de los centros en los resultados escolares. A esa influencia a la cultura y el poder en las escuelas, hay que sumar
que las actividades
extraescolares juegan un
papel como elementos de la organización escolar, en tanto en
cuanto reestructuran circunstancialmente los espacios y tiempos
cotidianos, sirviendo de engrase y de puesta a prueba para su
funcionamiento. Prestan también su apoyo como
mecanismos de solución de las disonancias en la
relación entre profesores y padres,
estableciendo cauces de información y participación a padres y alumnos en la
gestión de los centros. En una relación asimétrica entre el
conocimiento oficial, tal como es definido por el currículo escrito, y el
familiar, del entorno social; contribuyen a encauzar
cualquier manifestación incipiente de conflicto, ofreciendo la negociación y el
diálogo informal. hasta cuestiones como la profesionalidad docente y
la custodia de los alumnos más pequeños.
La
forma y el grado que revista su contribución va a depender de toda una serie de
variables, como la titularidad y el nivel educativo de los centros, su tamaño, el ciclo
educativo del profesorado y un largo etcétera, en el que están todas, salvo algo novedoso y
significativo, que no se incluye el género. ¿Un defecto de
la investigación? ¿Una realidad específica de estas
actividades? ¿O la constatación de que la
función prioritaria de custodia de tales
actividades reducen el género a una dinámicafenómeno latente?
Seguramente que la respuesta está trufada de todas esas otras explicaciones.
Las actividades extraescolares actúan como
elementos estructurantes de la organización escolar, en tanto
que mecanismos privilegiados de las relaciones de esas
organizaciones con su medio. Los cursos y juegos, los deportes y fiestas o las
representaciones colectivas, reestructuran y redefinen la organización escolar,
más allá de los mecanismos panópticos,
logrando una significativa participación de los diferentes agentes de la
comunidad escolar. Igualmente, reordenan el espacio y el tiempo y rearticulan
los elementos universalistas con los particularistas, al servicio de la
organización, en general, y de la innovación, en especial. Prestan también su
labor como mecanismos de proyección de las dificultades en la relación de los profesores
y padres, estableciendo cauces de información y participación a padres y
alumnos en la gestión de los centros. Contribuyen, en fin, a encauzar cualquier manifestación incipiente de
conflicto, usando la negociación y el diálogo.
Las actividades
extraescolares son una parte significativa de las organizaciones escolares, ya que son una
parte de las estructuras
organizativas, formales e informales, relacionadas como están, respectivamente, con el poder y la cultura de los centros. Son parte de las relaciones estructurales, en tanto en cuanto en su gestión participan los distintos sectores, reforzando a la dirección y liderazgo hegemónicos, al poder existente. Y son parte de la cultura, ya que incorporan, movilizan y
establecen elementos materiales e inmateriales a los procesos cotidianos de la
vida en su interior. También, como sistemas abiertos al medio social que son
esas organizaciones, son mecanismos privilegiados de las relaciones entre los
centros y su entorno (vecinos, entidades, asociaciones, instituciones y demás). De manera que, por ambas circunstancias, las actividades
extraescolares ayudan a mantener unido moralmente el medio que es
la escuela, contribuyendo al reforzamiento
de los efectos positivos que se les supone a las propiedades
organizativas de los centros en los resultados escolares. Teóricamente contribuyen a reforzar tanto esa
cultura, como las relaciones
de poder, el liderazgo, en el interior
de las escuelas. Pero, además, cumplen otras muchas funciones en la
dinámica de las organizaciones escolares, desde la sanción de una relación
asimétrica entre el conocimiento oficial, tal como es definido por el currículo
escrito, y el familiar o del entorno social; hasta cuestiones como la
profesionalidad docente y la custodia de los alumnos más pequeños. La forma y el
grado que revistan sus contribuciones dependen de una serie de variables, como
la titularidad y el nivel educativo de los centros.
Con todo ello y una vez
establecidos un concepto y una tipología de las actividades extraescolares, pasemos a analizar las
distintas maneras que tienen de contribuir al
funcionamiento de las organizaciones escolares, actuando de mecanismos
funcionales, así como los posibles efectos para el aprendizaje de los alumnos
de esas organizaciones y el sentido, positivo o negativo, de esos efectos.
Todo ello, teniendo muy presente siempre la práctica docente y el grado de
innovación de la misma; así como . Formalmente y dados el grado de
elaboración de los datos y los límites del presente trabajo, cuya extensión
ya excede lo señalado, l. Las conclusiones aparecerán a continuación, como
breves
apotegmas o tesis. Q; que son, a su vez, puntos y seguidos
en el desarrollo y solución de continuidad en el trabajo de investigación. Es
decir, testigos de ruta en forma de compromisos de futuro.
No obstante, difícilmente podrían llegar a serlo
cuando se tratan de actividades realizadas fuera del horario lectivo,
obligatorio y presencial, y siendo, como son, de carácter voluntario. De escaso
valor, por tanto, y al margen de lo que es la estructura formal de las
escuelas, en las que se rompe la estructura de los grupos y la edad, incluso.
Otra cosa sería si, en el marco de un horario más amplio, holgado y cómodo, se
combinaran actividades generales, con exhibiciones teatrales y competiciones
deportivas. Entonces, no solamente el empollón mostraría su flacidez en todo lo
físico y deportivo, sino que aparecerían nuevos escenarios de performance no meramente académicos y surgirían nuevos héroes, alumnos populares,
de entre los equipos deportivos y las actuaciones musicales.
En definitiva, las actividades extraescolares,
sobre todo aquellas que tienen más relación con salidas al campo, visitas in situ y un aprendizaje activo,
sensitivo y significativo, lo que hoy ha confluido en el constructivismo
pedagógico, tienen un fundamento muy importante en las contribuciones
pedagógicas de los autores procedentes de la Escuela Nueva, como son fáciles de
encontrar hoy en nuestros centros: rutas pedagógicas, granjas-escuelas, coros y
rondallas, la huerta escolar,... Aunque también es el caso de otra serie
de instrumentos, artefactos o métodos de especial significado en las
propiedades organizativas y, por ende, influyentes en los resultados escolares.
Es el caso de la agenda escolar como
elemento de auto-organización del trabajo y de comunicación de fechas de
exámenes, actos, actividades escolares, y un largo etcétera, entre las familias
y el colegio, por intermedio de los profesores tutores. También es el caso del
funcionamiento en cooperativa, como
se ve en uno de los centros estudiados; el uso del texto libre, como se ve en otros, alternativa a los libros de
texto; o el periódico y la imprenta escolar; y los intercambios escolares,
postales y personales. En otro paquete y junto a autores como Freinet o Rudolf
Steiner aparecen temas naturalistas como el cultivo del huerto y la granja
escolares; y musicales, como la eurritmia y la profusión de su enseñanza en el
conocimiento curricular y extra-curricular; también el de los talleres de escultura,
no solo para el conocimiento e interpretación de los mismos, sino con criterios
propios, como la autodisciplina y la planificación y ejecución de la obra (de
arte o no) en su conjunto.
Así pues, recapitulando todo lo anterior, Nnada podemos decir, sin embargo, de cómo se
manifiestan y surten efecto las actividades extraescolares en las
propiedades organizativas de los centros escolares y, éstas a su vez, en los resultados académicos. Entre otras razones, porque eso no está hoy día al alcance de nadie por desgracia, ya que no se conoce el grado de relación entre prácticas escolares y
resultados académicos (Ros et al., 1989 y
Guerrero, 2005): . Recapitulando y antes de pasar
a los puntos y aparte. Sí podemos
formular, en cambio y argumentar que, tras analizar los significados que las actividades
tienen para los diferentes agentes implicados en las organizaciones escolares y
su entorno, se han llegado a establecer una serie
de tesis como soluciones de continuidad hacia un futuro, que se promete
venturoso pero que es por ahora utópico, en que sea realidad el conocimiento de
cómo surten efecto las propiedades organizativas de los centros escolares. Una
cosa sí se sabe: que: esos efectos serán acordes con el
grado de compromiso con la renovación pedagógica y la influencia del entorno en los
profesores del centro, en tanto
que medios morales facilitadores del aprendizaje. Se abre, así, una vía
normativa de intervención en los resultados escolares, a través de la
organización escolar y de la profesionalidad docente.
5.1.- Unas tesis a modo de conclusiones.
A continuación
y para terminar se van a exponer, de manera suscinta y en forma de
tesis, I.- Resumiendo los
principales hallazgos de la investigación en una serie de epígrafeseste punto, como se ha dicho ya, a modo de puntos y
aparte pde cara
a ulteriores desarrollos.
I.- Se han establecido y que distinguir cuatro tipos de
actividades extraescolares: las actividades complementarias,
las actividades paraescolares o extraescolares propiamente dichas, las actividades colectivas
y los servicios escolares. En cuanto a la iniciativa y
gestión de las actividades por categorías de agentes, se puede decir que los profesores se encargan prioritariamente
de las llamadas complementarias, más ligadas a lo pedagógico y curricular. Los padres y madres quieren asegurarse
la custodia y formación suplementarias en términos de calidad y avanzando
subsidiariamente hacia una mayor riqueza cultural de sus hijos. Los alumnos y
alumnas las aceptan como otra obligación más de la escuela, en la medida que
contribuyan lúdicamente a su socialización de género y edad. El género va a ser el gran ausente: ni se
pregunta, ni aparece; ni está, ni se le espera. ¿Dónde estará el género?:
¿Aspiración de igualdad formal, si no fuera por desigualdad de oferta,
básicamente masculina?. ¿Invisibilidad de la escolarización
mixta, especialmente en lo deportivo; pero no en lo artístico? También que en
ruptura panóptica, introducir más variables complicaría la realidad.
Para
entendernos, las actividades complementarias
son formas diferentes de tratar las materias y asignaturas del currículo: una
salida al teatro programada por la profesora de Literatura a ver un clásico, o
conjuntamente por el profesor de Historia y Ciencias Naturales a Segóbriga,
para ver los restos arqueológicos romanos y, pongamos, los humedales de esa
zona de La Mancha. Las actividades extraescolares debe de aclararse que con esa
denominación se abarca tanto a las actividades
complementarias como a las y para terminar, referirse a las actividades extraescolares, así sin más
precisiones, significa confundir una serie de
II.- Con En su conjunto,
las actividades extraescolares
significan la expresión genuina de las relaciones de los centros escolares con su
entorno, tanto primario como secundario y, por ende, una forma privilegiada de
analizar la gestión de la cultura escolar en el ámbito de las políticas de
nivel micro y macro de las escuelas. Sin embargo, con los
datos obtenidos, es harto difícil validar la tesis de
Waller, sobre la idoneidad de las actividades extraescolares y deportivas como
respuestas claves de la escuela a la contención del conflicto, al aportar
salidas a las energías estudiantiles en el marco de la autoridad escolar. Más
proclive a hacerlo se siente uno con la tesis conexa de Elias y Dunning, ya que
sí operan como mecanismos amortiguadores del conflicto, no tanto como en los
comienzos del deporte escolar, al encauzarlo civilizadamente mediante su
auto-regulación normativa, dado que las normas de estas actividades están ya
puestas o se ponen con anterioridad, cuanto porque las escuelas y competiciones
deportivas y, por extensión, las actividades artísticas y musicales sí
constituyen escenarios de logro distinto del académico. Y más que podrían hacerlo de incorporarlos plenamente
al horario cotidiano.
III.- La
innovación pedagógica es
consustancial a las actividades extraescolares, fundamentalmente de las
complementarias. En definitiva,
lLas
actividades extraescolares, sobre todo aquellas que
tienen más
relación con salidas al campo, visitas in situ y un aprendizaje activo, sensitivo y significativo, lo que hoy ha
confluido en llamamos el hoy constructivismo
pedagógico, tienen un precedente fundamento muy importante en las
contribuciones pedagógicas de los autores procedentes de la Escuela
Nueva, como son fáciles de encontrar hoy en nuestros centros: rutas
pedagógicas, granjas-escuelas, coros y rondallas, la huerta escolar y otros ,... Aunque también es el caso de otra serie de instrumentos,
artefactos o métodos de especial significado en las propiedades organizativas
y, por ende, influyentes en los resultados escolares. Es el caso de la agenda escolar como elemento de
auto-organización del trabajo y de comunicación de fechas de exámenes, actos,
actividades escolares, y un largo etcétera, entre las familias y el colegio,
por intermedio de los profesores tutores. También es el caso del funcionamiento
en cooperativa, como se ve en uno de
los centros estudiados; el uso del texto
libre, como se ve en otros, alternativa a los libros de texto; o el
periódico y la imprenta escolar; y los intercambios escolares, postales y
personales. En otro paquete y junto a autores como Freinet o Rudolf Steiner
aparecen temas naturalistas como el cultivo del huerto y la granja escolares; y
musicales, como la eurritmia y la profusión de su enseñanza en el conocimiento
curricular y extra-curricular; también el de los talleres de escultura, no solo
para el conocimiento e interpretación de los mismos, sino con criterios
propios, como la autodisciplina y la planificación y ejecución de la obra (de
arte o no) en su conjunto.
IV.- En
general, por su
variedad y especificidad, así como
por su organización plural y gestión integrada por los centros, sus claustros, las AMPAs o los ayuntamientos; las actividades
extraescolares poseen una
gran versatilidad y poder de actuación como mecanismos de ajuste entre los diferentes
agentes, agencias y estructuras de los centros escolares y, también,
de su mutua relación con su entorno social. Es decir, se comportan como instrumentos que
contribuyen al funcionamiento y mejora de las
organizaciones escolares, a la
solución de sus conflictos, al acercamiento y solución de las necesidades y
situaciones económicas, escolares u horarias, que puedan existir en los centros
dentro de sus límites o bordes espacio-temporales y en
relación con su medio
social. Afectan, por tanto, a equipos directivos,
profesores, padres y madres, estudiantes e, incluso, al entorno social más amplio y, en la medida en
que mejoran, enriquecen y tienen relación directa con los problemas,
preocupaciones y necesidades del medio
escolar, representan una mejora generalizada, del medio moral que son los centros en tanto que organizaciones
abiertas a su entorno. Salvo–claro está, que no todo el monte sea orégano.
Los profesores, encargándose prioritariamente de las llamadas
complementarias. Los padres y
madres, asegurándose la custodia y formación suplementarias en términos de calidad y avanzando subsidiariamente
hacia una mayor riqueza cultural de sus hijos. Los alumnos y
alumnas, aceptándolas, como otra obligación más de la
escuela, en la medida
que contribuyan lúdicamente a su socialización de género y edad.
El género
va a ser, precisamente, el gran ausente: ni se pregunta, ni aparece: ni está, ni se le espera. Aspiración de
igualdad formal, si no fuera por desigualdad de oferta, básicamente masculina.
Invisibilidad
de la escolarización mixta, especialmente en lo deportivo; pero en lo artístico?
También que en ruptura panóptica, introducir más variables complicaría la realidad. ¿Dónde estará
el género?
VII.- Las actividades extraescolares sSe pueden considerar como estrategias de grupos de estatus en el
interior y exterior de la escuela, contribuyendo por activa o por pasiva al mantenimiento del poder, como gestión y liderazgo, de las
organizaciones escolares. Mejoran poco el rendimiento escolar al no poder ser
materias académicas las que sirvan de objeto de estas
actividades. Sii lo hacen, sería de una forma
indirecta, mejorando el clima o ámbito moral de aprendizaje del centro escolar. Aparte quedan algunos intentos de las AMPAS de incluir “Técnicas de estudio” o “Clases de refuerzo” (particulares o en pequeño grupo), como una forma directa de atacar los bajos
resultados
académicos, en la
programación de las mismas.
VIII.- La naturaleza
(naturalismo pedagógico) y la renovación
pedagógica se aprecia cuando se actúa así, los que son innovadores repiten: las salidas si,
aunque voluntariedad
reduce efectos, retórica vs
realidad. Con todo, su mejor expresión y mayores efectos, aunque no beneficiario:, a quienes afecta o usuarios: 1ª =
J.C., el Ayto. como rehén. Sí por función: Waller y gestión de conflictos; la
agenda y la cooperativa de Freinet
IV.- Actúan como aglutinadoras
de los equipos directivos, a los que legitiman y refuerzan. Básicamente, porque se sirven en su
desarrollo de una serie de elementos
panópticos, como el calendario y el horario, el registro de
acceso o salida a los centros o los registros académicos.
V.- La reiteración periódica de efemérides, como carnavales, jornadas o “días de” (el centro, la Paz, la
Constitución o la castaña), mediante ceremonias y rituales, del tipo de torneos
deportivos, representaciones teatrales y musicales o fiestas colectivas, las mitifica y
convierte en señas de identidad de su cultura, estableciendo de esa manera puentes
entre el conocimiento oficial y el extraoficial, entre el
conocimiento curricular oficial y el extra-curricular del medio.
VII.- El significado que tienen para unos y otros
varía enormemente, representando una gama muy amplia de
expectativas: desde los que las ven en términos de ahorro de desplazamientos,
ya que “las actividades extraescolares van
a continuación de las escolares, para no tener que ir a casa y volver y forman
parte de la línea del centro”; a los que las sienten como “otros escenarios de
convivencia, en el camino de hacer la escuela distraída”. Para casi
todos tienen una funcionalidad común,
básica y generalizada: de ajuste de
los horarios familiares.
VIII.- En los colegios
privados su significado depende mucho del tamaño.
- En los
centros grandes, las actividades especiales compaginan el lustre e incremento del capital
cultural de las
nuevas generaciones de las capas acomodadas que los frecuentan (con cursos que incluyen desde
“Música, danza o ajedrez”, hasta “programas para la estimulación de la inteligencia”), atraídos por las “excelentes instalaciones” de sus
“vastos campus” (hasta “un
millón de m2 de cuidadas instalaciones” o “13 escuelas deportivas” de natación,
paddle, artes marciales, ), con el equilibrio de las cuentas
de resultados.
- Existe la que se puede llamar la gran actividad
extraescolar, la Religión como garante y principal responsable de la
rutinización de los idearios en las fundaciones
que actúan de cancerberos de su cierre de inclusión o exclusión, según se mire.
IX.- Las
actividades no lectivas de los centros
públicos no suelen usualmente añadir réditos de capital cultural a sus
usuarios y el “deprisa, deprisa” o “todo al minuto” que caracteriza su funcionamiento,
marca su desarrollo. En
contraposición a la Religión, aquí hablaríamos con la transversalidad como
ajuste ideológico.
IX.- También su
significado depende mucho del ciclo educativo tanto en un
sentido general, como
desde la posición del profesorado:
- Ni en
Educación Infantil ni en Bachillerato hay más actividades no lectivas que
algunas esporádicas o que abarquen al conjunto del centro. Su explicación tiene que ver con la integración
curricular¸ metodológica y de contenidos, en Infantil; y con la falta de
tiempo, por saturación de horario, en Bachillerato.
- Para los profesores de la Educación pública les sirven de instrumentos su proceso de
profesionalización: mediante
la cobertura de los ayuntamientos de esas actividades
extraescolares de la función escolar de custodia
que neutralice la oposición de los padres y abra el camino hacia la jornada continua como objetivo de los profesores
de la Educación Primaria pública; y la identidad departamental de los de Secundaria,
en conexión con el “alma mater” deseada.
XI.- Al
romperse la cadena disciplinar panóptica,
por la disolución de los grupos de edad y la autoridad pedagógica, ahora son
más los elementos espacio-temporales de
disciplina que se extienden sobre
cuerpos y almas en horario marginal del oficial. De cuerpos, en los
programas físicos y musicales; y de almas en los culturales, de valores y
transversales.
XII, La cultura
de los centros escolares es la concreción en el tiempo de las pautas de las
relaciones de enseñanza y aprendizaje en su interior, juntoa las
relaciones con su entorno. Todos los centros escolares cuentan con una cultura
propia, independiente de aquella que tiene que transmitir en el currículo
escolar. Se trata
de aquellos elementos comunes compartidos por una generalidad de centros, como
el lenguaje expresivo del currículo oficial, las creencias en la
infravaloración de la profesión docente y su permanente comparación con la
médica, o la tiza y la pizarra; productos de la genealogía del propio sistema
de enseñanza; contextualizados en la pequeña o gran historia de cada uno de los
centros. Cada cual podría aportar una colección importante de artefactos y
creencias al respecto.
Como dice
una autora de referencia en el campo: “cada
escuela tiene su propia cultura como una sociedad en miniatura; valores,
actitudes, creencias, normas y costumbres, o los rituales y ceremonias (…) para
conseguir un sentimiento de lealtad en el grupo desde animaciones a equipos deportivos, asambleas, cantos, devociones,
zafarranchos de incendios, ceremonias de premios, únicos en cada centro
(Ballantine,1997:203). Cultura que, a su vez, se extiende sobre una serie
de subculturas o contenidos
materiales e inmateriales propios de “subgrupos” polarizados dentro de esos
centros. :del pedagogo de referencia del Colegio Kandinski orgánicos () en su interior. L, por su
lado, de a todos los alumnos . Eprofesional, por la suya, encarna la de los dos principales agentes activos: académico de los alumnos Dicho de otra manera, lase
autoridad aparece de manera más directa con pedagogía de autor o comprometidas con la
innovación pedagógicaen tanto
en cuanto que su integración es mayor, dada la voluntariedad de
pertenencia y que su funcionamiento alternativo debe de reflejarse
en una estructura formal apreciada como tal. En ese sentido, el Colegio Kandinski y el CEIP
“Carabanchel Alto” contaban con sendas estructuras desdobladas, una burocrática o de gestión y otra pedagógica o de
enseñanza y aprendizaje. Aunque erealiza una función similar a la dinámica entre
solidaridad estática y orgánica en las
sociedades avanzadas según Durkheim, pues (solidaridad
estática) (solidaridad orgánica)loEfundamto
.- Existe una correspondencia entre el grado de integración cultural de los centros y la práctica
y desarrollo de las actividades extraescolares: allí donde más integración funcional existe, donde
se da una mayor homogeneidad en las prácticas de enseñanza y aprendizaje,
aumentan las actividades, llamémoslas, diferentes de las clases ordinarias. Y
no solo aumentan en número, sino en calidad y organización: en calidad, porque
son actividades que se inscriben en unos planteamientos de conjunto y tienen ya
un amplio contraste de espacio y tiempo; y en organización porque están
generalmente más elaboradas y coordinadas desde el staff de
la organización.
XIII.- La presencia
o ausencia de las actividades extraescolares se debe, igualmente, a
la que podríamos llamar función de
custodia, tan necesaria en Infantil, por la dependencia casi absoluta de
los escolares de esas edades, que hace que sea difícil dejarlos sin un control
específico por un instante; como innecesaria en Bachillerato, por ser sus
estudiantes suficientemente autónomos en lo social y rayando su mayoría de edad: las
actividades extraescolares aumentan progresivamente conforme sube la edad de los
estudiantes, hasta llegar a secundaria, que desciende; estableciendo el punto
de inflexión en el tercer curso de ESO.
En resumen, las competiciones deportivas y, por
extensión, todas aquellas actividades corales que supongan una diferenciación
basada en la habilidad, ofrecen escenarios de obtención de logro que, aunque no
directamente académico, puede converger con otros escenarios en conseguir un
reparto más equitativo del éxito escolar, consiguiendo un descenso paralelo del
llamado fracaso escolar. Para ello se
necesitaría, probablemente, la remoción de los prejuicios acerca del distinto
valor añadido que las distintas materias y asignaturas poseen en el currículo
escolar, que se mueven en dirección contraria. En ese sentido, deberían
desmontarse muy especialmente la doble consideración, sexista y culturalista,
de la educación física como “maría” y
gimnasia paramilitar, respectivamente. Así, entre otras cosas, se profundizaría
en la democratización de la escolaridad, se canalizaría la violencia simbólica
y se establecerían escenarios de logro de capital
corporal, una variante del capital cultural, se podría decir, parafraseando a Bourdieu, intercambiable con el académico
en capital social. Quedarían,
finalmente legitimados otros usos del cuerpo y la necesidad de buscar nuevos escenarios (no sólo metafóricos
sino también arquitectónicos[14]), en
los cuales realizar las actividades deportivas, artísticas y musicales.
XIV.- Las actividades
extraescolares de carácter deportivo organizadas en clubes o en escuelas
deportivas, participando o no en ligas municipales o en torneos esporádicos,
pueden considerarse como mecanismos de descompresión que actúan de cauces
sublimadores de tensiones y roces que, de otra forma, podrían desembocar en
situaciones de violencia, bien simbólica o física. Unos cauces, inicialmente
basados en la legitimación o racionalización generadas por su auto-regulación
normativa, y actualmente sustentados en la persecución del logro. En definitiva, las actividades extraescolares,
sobre todo aquellas que tienen más relación con salidas al campo, visitas in situ y un aprendizaje activo,
sensitivo y significativo, lo que hoy ha confluido en el constructivismo
pedagógico, tienen un fundamento muy importante en las contribuciones
pedagógicas de los autores procedentes de la Escuela Nueva, como son fáciles de
encontrar hoy en nuestros centros: rutas pedagógicas, granjas-escuelas, coros y
rondallas, la huerta escolar,... Aunque también es el caso de otra serie de
instrumentos, artefactos o métodos de especial significado en las propiedades
organizativas y, por ende, influyentes en los resultados escolares. Es el caso
de la agenda escolar como elemento de
auto-organización del trabajo y de comunicación de fechas de exámenes, actos,
actividades escolares, y un largo etcétera, entre las familias y el colegio,
por intermedio de los profesores tutores. También es el caso del funcionamiento
en cooperativa, como se ve en uno de
los centros estudiados; el uso del texto
libre, como se ve en otros, alternativa a los libros de texto; o el
periódico y la imprenta escolar; y los intercambios escolares, postales y
personales. En otro paquete y junto a autores como Freinet o Rudolf Steiner
aparecen temas naturalistas como el cultivo del huerto y la granja escolares; y
musicales, como la eurritmia y la profusión de su enseñanza en el conocimiento
curricular y extra-curricular; también el de los talleres de escultura, no solo
para el conocimiento e interpretación de los mismos, sino con criterios
propios, como la autodisciplina y la planificación y ejecución de la obra (de
arte o no) en su conjunto.
actividades
extra-escolares r.
c) Las actividades colectivas. Pero
también existe un tercer tipo, las actividades colectivas, con las
que podríamos referirnos
a las “celebraciones
pedagógicas
que manda la Consejería”, más añadidos propios: efemérides y jornadas o días
significativos (Intercultural, de la Paz, del Libro, Carnaval, San Blas, “El día sin tabaco” o “de la castaña”), en que “se va al cole
pero no se da
clase”,
simplemente porque no hay. En su lugar, se celebran reuniones colectivas, juegos, charlas y, probablemente,
algún ritual culinario.
Tales fiestas se
habilitan de acuerdo con la autonomía organizativa de los centros y son propuestas por el Departamento de Actividades Complementarias
en los IES, o la Jefatura de estudios en los CEIP y aprobadas por el Consejo Escolar. Aunque pedagógicamente
se entienden como actividades de
transmisión de valores e
interdisciplinares (se toman como un centro de interés y se dedican días
previos a confeccionar dibujos, trajes, poemas, o mapas); alguien podría decir que esos rituales, la reiteración de algún valor
compartido, es el comienzo de
algún proceso de mitificación de alguna cuestión colectiva, ligada a valores o,
simplemente, al orden en la organización.
Probablemente, además, sean las actividades que, mientras no se altere la correlación de fuerzas existente en las escuelas,
aporten algunos escenarios de obtención de capital social en el medio académico
que compense a la diferenciación basada en el logro y la actitud.
4.2.-
Las actividades extraescolares funcionan en gran
medida y para los
centros privados, como la
lotería de navidad, que cada pequeña porción de premio sirve para tapar agujerosLos g 4.3.1.- El ajuste de las cuentas corriente
Acerca de
los grandes colegios de Madrid que aparecen en ese ránking del diario “El Mundo” y aunque estos centros no se han
estudiado y mantengamos serios reparos a la confección de tal lista, más
parecida a un servicio a los lectores que a una clasificación objetiva e
incuestionable, incluimos algunas observaciones porque creemos importante tener
un referente de ese mundo macrocefálico de los colegios privados no concertados
de pedagogía tradicional o, cuando menos, tecnocrática, no innovadora. Queremos
dejar constancia de alguna pauta observada en el pequeño resumen que los
redactores del análisis añaden tras cada colegio, para que, uniéndola a otras
pautas similares que aparecen en los encartes y anuncios periodísticos,
Básicamente y junto a muy resultados de aprobados en sus alumnos presentados a
selectividad, esas gacetillas suelen destacar las dimensiones de sus premisas y
la excelencia de sus instalaciones: el “tiene excelentes instalaciones” aparece
como argumento en prácticamente todos los colegios; sin más o matizando
“deportivas”. En los anuncios o encartes de prensa, la cosa ya cambia;
resaltándose la visión de las instalaciones deportivas, la piscina por lo
general; así como las actividades especiales, donde se incluyen
desde “programas para la estimulación de la inteligencia” hasta “un millón de
m2 de cuidadas instalaciones o “13 escuelas deportivas” (natación, paddle,
artes marciales, ) junto a las de
“Música, danza, ajedrez y educación vial”.
Un detalle a retener. Aunque, en realidad, todo en
estos colegios es apabullante: “por la seriedad y el rigor de las actividades
físicas, deportivas y artísticas”, por su bi o trilingüismo, por sus
cuatricomías con fotos de piscinas azules y comedores cálidos y amplios y, por
lo que es tanto o más importante, porque están abiertos 24 horas al día
(ofrecen el régimen de internado) y 365 días al año. En fin, por lo
sobredimensionado de sus instalaciones. ¿Cabría sostener aquí la afirmación de
Talleyrand de que todo lo exagerado es insignificante? Seguramente, no; ya que
la excelencia es a la vez su reclamo; es decir, el currículo oculto de
reforzamiento o cierre de inclusión y su solución a la busca de los equilibrios
o grandes beneficios en las cuentas de resultados. Funciones corporativas y mecanismos de ajuste de las actividades extraescolares
a) La amortización
de la excelencia
c) El ajuste de horario (II): a vueltas con la jornada
continua
d) El ajuste innecesario: “deprisa,
deprisa” o todo a un minuto
e) La
transversalidad como ajuste ideológico
ocio y
tiempo libre,
transversalidad,
resolución
de conflictos: Integración multicultural
Juego
Capital
cultural
3.5.- Ajustes sociales
- las aa.ee.
como cierre de inclusión/exclusión.
- de
fundaciones inclusivas y pagos excluyentes.
: actividades extraescolares y empowerment de la
organización
6.- FALTACONCLUSIONES. para solucionar : LA ORGANIZACIÓN
ESCOLAR Y nseñanza
ecundaria bligatoria.
FUNCIONES DE LAS ACTIVIDADES EXTRAESCOLARES
3. FUNCIONES DE LAS ACTIVIDADES EXTRAESCOLARES
De todos es conocido que las palabras, por muy
excelsas y ampulosas que sean, no sirven sólo para decir la verdad, que no son
siempre vehículos privilegiados de comunicación; al contrario, sirven para
mentir y, cuando menos, confundir. Eso es algo que ocurre con el término actividades extraescolares que si, sensu stricto, quiere decir actividades
que se hacen fuera de la escuela, del horario escolar y/o del currículo, en
realidad vienen a ser estrategias socioeconómicas, políticas e ideológicas
sostenidas por grupos de intereses en torno a la escuela.
Así, para los profesores de la Educación Primaria
pública suponen asegurarse, mediante la cobertura de los ayuntamientos de esas
aa. ee., la función escolar de custodia
que neutralice la oposición de los padres y abra el camino hacia la jornada
continua. Es por eso que los profesores de Educación Secundaria, que ya han
ganado esa jornada continua, o pasan
olímpicamente del tema, a pesar de que tienen, por ley, la obligación de contar con una Comisión de Actividades Culturales; o
realizan brindis al sol con llamadas a la Opera o a la pintura de vanguardia:
esa que todo el mundo dice que “eso lo pinta mi hijo el pequeño”). Para los
padres y madres, asegurarse esa custodia en términos de calidad y avanzando
subsidiariamente hacia una mayor riqueza cultural de sus hijos. Unos alumnos y
alumnas que, como otra obligación más de las actividades de la escuela, las
aceptan en la medida que contribuyan lúdicamente a su socialización de género y
edad. Para las autoridades políticas al cargo de la educación las actividades extraescolares significan
una política más a gestionar y hacer posible en el seno de sus continuas crisis
fiscales y de legitimación.
El
desarrollo de este trabajo ha pretendido seguir fielmente el estilo empírico de
la tradición de Chicago, en la que el estudio de una serie de casos
específicos, escogidos con criterios teóricos antes que estadísticos, se sigue
de una elaboración conceptual posterior. Los datos de este trabajo proceden de
una investigación sobre modelos organizativos y tipos profesionales docentes,
llevada a cabo por un equipo investigador formado por profesores y becarios de
cuatro universidades[15], entre los años 2.002 y 2.005. Como continuación
del trabajo presentado en el pasado VIII Congreso Español de Sociología de
Alicante[16],
parte de la asunción de que los centros escolares que se presentan como centros
de pedagogía de autor: innovadores,
pertenecientes a alguna internacional
pedagógica y con prácticas específicas; poseen unas peculiaridades que, en
lo relativo a los rasgos
señalados, son
a) una cultura que aparece
como algo propio de iniciados, a veces críptica; se muestra como un a priori que clasifica
y enmarca las relaciones pedagógicas en el centro; y como una meta a conseguir, en tanto que es,
efectivamente, un bien de salvación;
b) el liderazgo funciona en paralelo
a la dirección administrativa y lo ejerce un sanedrín, formado por un número reducido de iniciados, usufructuadores de la herencia del
carisma, que lo desempeña apaciblemente, encauzando siempre el conflicto mediante la negociación y el diálogo,
aunque sin renunciar a las ventajas que ofrece el marco burocrático formal; y
c) la
gestión de la cultura escolar, su construcción y mantenimiento, se llevan a
cabo mediante la rutinización del carisma heredado del pedagogo de referencia,
sirviéndose de elementos panopticistas, como el horario, y otras señas de
identidad, como las fiestas y representaciones colectivas; así como de la
participación en la gestión de los centros de padres y alumnos, puesta en
escena de la idea de la comunión de los
santos cristiana o, valga otra metáfora más atrevida, de la idea
bolchevique de la información como estructurante de la organización.
A partir de ahí, se amplía la base de datos del trabajo, incorporando
nuevos centros, y se incide en las actividades
extraescolares, como algo propio de las organizaciones escolares y de su
cultura, con objeto de establecer los puentes y cesuras existentes entre el
conocimiento oficial y su complementario, entre el conocimiento curricular y el
extra-curricular, entre –y como se señala también- el conocimiento intramural y
extramural. Al hacerlo, se pone de relieve como la metodología es no sólo
epistemología, sino que sirve para ejemplarizar lo importante del marco teórico
inicial y del diseño de la investigación: sin ellos, el investigador está más
perdido que Indurain subiendo el Angliru con un pinchazo o, peor aún, una
pájara como el aguilucho preconstitucional. Y si digo este chascarrillo es
interesadamente porque -y comienza la exposición del trabajo- efectivamente,
hacer etnografía no tiene nada que ver con montar en bicicleta.
Pero, he ahí la cuestión, tratar
de conocer lo hasta ahora dicho respecto al sentido o lugar de las actividades extraescolares[17] en la
organización escolar, supone caer en la trampa de lo oculto, de lo que se da en
llamar el sancta santorum que todo
centro posee. Lo que significa que, en una primera interpretación, el
observador pasa de ver la realidad,
para quedarse con la retórica: a no observar las actividades extraescolares en
el contexto de la cultura y el liderazgo, sino en el de lo administrativo.
Hablando en términos de datos, supone que sólo se registran los de entrevistas
y algunas actividades solemnes, esporádicas y no significativas. Hay que
reconocer el valor de la etnografía en el conocimiento de las organizaciones
escolares, al poner de relieve su potencial para desenmascarar la retórica y
poner de manifiesto la realidad de las cosas. Como se puede observar al pasar
revista a las felices relaciones entre etnografía y escuela, a través de los
estudios ya clásicos de los Willis, McRobbie, Jackson, Hargreaves o Lacey; para
pasar al estudio de marras, donde el hecho de tener datos de dos tipos,
posibilita e impide, respectivamente, profundizar y descubrir lo real sobre lo
retórico.
2.- El
potencial de la etnografía. Algunos ejemplos históricos.
un acto organizado por l sindicato de enseñanza detdemás queun ajuste
de cuentas
Casi con toda seguridad, lióel maestro
, paraenseguida hice saber “”No
solamente por el authority value que
concede compartir la nacionalidad, nada más y nada menos, que con uno de los
ganadores de cinco tours in a row,
cinco; pues, al fin y al cabo, Lance Amstrong acababa de superar tamaña proeza
y que se supiese, jamás había hecho etnografía. Sino que estaba en condiciones
de rebatirle esa afirmación a lo Indurain, fundamentalmente porque “”primero; y
en varios colegios de la Comunidad de Madrid, después (Guerrero, 1993 y 2003),
me decía que para era, con prioridad de salir al campo,a más de conocimiento
del mismo para evitar tener que ir echando migas de pan como Pulgarcito para no
perderse, un buen también . Básicamente porque, si se quiere estar en
condiciones de poder realizar “” ,“”
“””de los
interaccionistas simbólicos, Apuntes ambos que constituyen buenos ejemplos del
poder de la etnografía para desbrozar y comprender las relaciones sociales, los
encuentros cara a cara que ocurren en el interior de las organizaciones. Como
veremos a continuación.
,
La etnografía
como estrategia
investigadora Este tipo
de técnica está muy ligada a la sociología cualitativa, que entiende su labor como la
comprensión e interpretación del punto de
vista y el significado que asignan los agentes al mundo social
que construyen interactivamente, tiene un
desarrollo que procede de la antropología y se utiliza para describir las
situaciones y fenómenos que tienen lugar en las comunidades sociales, tales
como son percibidas por sus miembros. R. Es una técnica que requierere por ello
la presencia durante un tiempo considerable del investigador o investigadores como observadores en el campo, sea participando activamente en la vida cotidiana
de la comunidad o como mero observador no participante. Allí debe ganar la
aceptación de los diferentes agentes y registrar sistemáticamente sus
observaciones (cuaderno de notas, grabadoras de audio y vídeo, fotocopias de
documentos,...) para recomponer, comprender, interpretar y explicar los
procesos que tienen lugar en el interior de esa institución, desde el punto de
vista de los sujetos de ese escenario. El método etnográfico está más que
dotado para estudiar las cuestiones y el contexto propio de la institución
escolar, con todos los procesos que tienen lugar en su interior, valiéndose de la
observación, las entrevistas y conversaciones y otros medios no reactivos de
obtención de datos.
Así lo avala toda una rica tradición de etnografías
escolares, entre las que encontramos, aparte de la ya citada (Antonio Guerrero:
1987) y sin ánimos de ser exhaustivos, las de David H. Hargreaves (1967),
Phillip Jackson (1978), Colin Lacey (1970), Rachel Sharp y Tony Green (1975),
Angela McRobbie (1978), Peter Woods (1979), Paul Willis (1981), David Corrigan
(1981), Stephen Ball (1981), Robert Everhart (1983), Phillip Brown (1987),
Peter Aggleton (1987), o James Abraham (1989). Todas ellas nos permiten
sosteneque sus, con sus matices y sutiles interpretaciones,difícilmente se
hubiesen conseguido utilizando técnicas cuantitativas o menos dotadas para el terreno
corto de la interacción social.
Un gran
número de etnografías tratan de la organización escolar y el papel del
profesorado en ella. Algo que surge del pionero Willard Waller (1932) quien
pone de manifiesto como la estructura del centro escolar constituye un sistema
de disposiciones que impide la entrada de los padres, ya que éstos y los
profesores son enemigos naturales. Aspecto en el que insiste, años más tarde,
uno de los pioneros de la etnografía en el campo de la Sociología de la
Educación contemporánea, Howard S. Becker (1976) quien lleva a cabo, en la
Universidad de Chicago, cuna del interaccionismo simbólico, una serie de
estudios etnográficos que ponen de manifiesto el sistema de autoridad de la
enseñanza pública del estado de Illinois y la carrera docente de tipo
horizontal, o sea geográfica, de su profesorado. Unos profesores que, además,
cuentan con una pedagogía oculta de
supervivencia, manifiesta en una serie de formas de control que ponen de relieve como afrontan los profesores
las situaciones más tensas y de disputa del poder en clase: mando, castigo, manipulación, genio y
atractivo. Tema en el que coincide con Peter Woods (1979) quien, aparte del
papel esencial de la sala de profesores como instrumento de socialización y
descomprensión docentes, va a poner de relieve esa pedagogía oculta en el cómo
afrontan los profesores las situaciones tensas de clase mediante una amplia
panoplia de recursos: socialización o
aprendizajes no cognitivos, dominación
verbal, negociación o suavizamiento
de las reglas, confraternización o
intento de identificación con la cultura de los alumnos, ausencia o escaqueo, rituales
y rutinas como dictar apuntes o leer textos, terapia ocupacional o el trabajo absorbente que atrae la atención,
y elevando la moral de la clase por
la retórica o el humor. También se aprecian similitudes entre la pedagogía
oculta de los Waller y Woods, con la idea del busyness o el fordismo/stajanovismo
escolar de tener siempre ocupados a los alumnos, en una continua
intensificación del trabajo escolar que los, entonces muy jóvenes, Rachel y
Tony consideraban el principal mecanismo de control de ese medio moral que es
la escuela primaria.
Al final
de la siguiente década, va ser Phillip W. Jackson (1968) quien deduzca de la vida en las aulas lo que se formula
por primera vez como currículum oculto,
todas aquellas cosas que se aprenden durante el proceso de escolarización como
añadido al currículo oficial, pero que no las han dicho ni profesor alguno ni
aparecen en ningún texto escolar. Años más tarde, ya existe toda una batería de
etnografías que ponen cara y dan contenido a esos fantasmas de la vida en la
escuela, en general, y del currículo oculto, en particular. Y si para muestra
está un botón, para ejemplo está el conjunto de etnografías que recopilan en su
reader dos etnógrafos de pro: Peter
Woods y Martín Hammersley (1993), con trabajos como el de Elizabeth Grugeon
(1995) sobre “Implicaciones del género en la cultura del patio de recreo”,
donde muestra la importancia del patio y los recreos en la formulación y
reproducción de las culturas de género. También las etnografías de sendos
centros escolares desarrolladas por David Hargreaves (1967), una secondary modern, y Colin Lacey (1971),
una grammar, en la segunda mitad de
los fructíferos sixties, conservan
aún su lozanía y guardan muchos de sus hallazgos acerca de la interacción de
los grupos sociales en la escuela y los procesos de desviación social, como
modelos de trabajo etnográfico de centros docentes. El primero sienta cátedra en su refuerzo a la
teoría del etiquetado (labelling theory) cuando formula los factores que hacen
efectivos los etiquetados (frecuencia, refuerzo y solemnidad) e inician el
camino hacia el estigma y la conducta desviada, considerando a la sala de
profesores un papel reproductor sin igual en dichos procesos. Colin Lacey, por
la suya, construye a partir de Hightown Grammar una importantísima formulación
del proceso de creación y desarrollo de la cultura antiescuela en una grammar school, teóricamente los centros
para escolarizar a lo mejorcito de los chicos y chicas de la clase obrera
británica. Partiendo de la aplicación a la educación de un concepto central a
la Sociología, como es el de diferenciación:
proceso de separación y clasificación de los
estudiantes de acuerdo con un conjunto de criterios que constituye el sistema
de valores normativo y académicamente orientado de las “grammar schools” y
provocado por los profesores en el uso de sus obligaciones,
llega a
acuñar el concepto de polarización:
proceso que tiene lugar dentro del cuerpo
estudiantil como resultado en parte del proceso de diferenciación, pero
influido por factores externos y con autonomía propia, siendo un proceso de
formación de subculturas antiescuela.
Precisamente Angela McRobbie (1978)
y Paul Willis (1981) desarrollan sus respectivas etnografías sobre el tema de
las subculturas de clase y de género, en torno a los chicos y chicas que
abandonan el sistema educativo sin apenas logro significativo. Para Willis
(1981), los chicos de clase obrera
que van mal en la escuela utilizan, la que Willis llama, la cultura del taller
(machista, chovinista y mimetizada de sus padres) como escenario en el que
compensar su inferioridad dentro del discurso académico, desarrollando en ella
actitudes de resistencia que, tomadas conjuntamente con las prácticas
educativas, suponen una producción
cultural. De esa manera, la
reproducción ni es unilateral ni le sale gratis a la institución. También las
chicas estudiadas por Angela McRobbie se resisten a la cultura de la escuela
oponiendo elementos de su cultura de clase y género que resaltan la sexualidad
en sus relaciones con el profesorado, como algo tabú. En ambos casos, la
cultura o currículo familiar se comporta como una plataforma que resiste la
dominación facilitando la inserción en posiciones similares a sus padres: la
producción cultural como reproducción social.
Un ejemplo
de como las etnografías pueden extenderse –y se extienden- más allá del nivel
micro, pudiendo establecer puentes entre lo micro y lo macro, nos lo aporta
Everhart cuando realiza un trabajo etnográfico de “alumnos de 12 a 14 años y de
clase obrera que rinden académicamente bien” (Feito: 1997). Analiza para ello y
desde la perspectiva de la teoría de la acción
comunicativa de Habermas, los conceptos sensibilizadores que le van
surgiendo del trabajo de campo de su etnografía, relacionados con los que
entiende como los tres aspectos centrales del poder estudiantil: estrategias en
el aula (alterar el timing y ritmo de
la clase con preguntas capciosas, pasarse papelitos, la política de favoritos
que no pelotas y el humor), enfrentarse al sistema (fumar, engañar y copiar) y
el escaqueo por inacción e ilegal por
sobreactuación. En el caso que analiza, los grupos de amigos constituyen el
referente social más significante para esos estudiantes, de manera que en torno
a sus formas sociales surge un conocimiento regenerativo, no deificado, por su
interés cognitivo de tipo práctico y no técnico, que conduce a una acción
social comunicativa, no instrumental.
Igualmente
y para terminar, quien suscribe estas páginas (Guerrero, 1987 y 1991) puede
decir algo al respecto, con su descubrimiento en el Colegio Bilingüe Vicente
Cañada Blanch, de las relaciones entre la gestión de una cultura cosificada,
unificada e incierta, la española del país de partida de los padres de los
estudiantes y el sistema financiero preocupado por captar y canalizar el ahorro
de los inmigrantes, en forma de remesas monetarias periódicas. Para esa
construcción del futuro desde la incertidumbre, se ha levantado todo un
complejo de instituciones, como el Colegio bilingüe, las clases de Lengua y
Cultura Españolas a la salida de los colegios, la Casa de España para los
mayores y fines de semana y las Agencias de Viajes y de Bancos y Cajas de Ahorros,
que mantienen vivas, a la vez, la vía del regreso a España y la de la
continuidad en Inglaterra. Continuidad o regreso, inglés y español (o gallego)
son los dos polos de la incertidumbre de esos alumnos y sus familias, sobre los
que las instituciones pretenden seguir presionando para el mantenimiento del
ahorro de los inmigrantes españoles y su posterior envío a España en forma de
remesas, canalizadas por las cajas de ahorros y los bancos, agentes muchas
veces de formas autónomas de morriña.
La incertidumbre es fundamental porque, si se sabe el destino en el inmediato
futuro, dónde se va a estar en unos años, se acaba con la dualidad y, así,
adios remesas y bilingüismo. Desde la perspectiva de género, se explica que las
chicas dediquen lo mejor de su tiempo al aprendizaje del inglés sin acento: de
una parte porque así dejarán de ser racializadas como sus madres lo fueron al
llegar de España y tanto por su visibilidad
como por su audibilidad; y, de
otra, porque así conseguirán el capital cultural (bilingüismo) y, quien sabe,
capital social (amistades wasp autóctonas)
a utilizar como atributos de cambio y compensación en las ocupaciones
consideradas de mujer (azafatas, intérpretes, …). En ambos casos, los niveles
micro y macro, agencia y estructura, quedan así conectados, mostrando una vez
más el llamado poder de la etnografía
y la necesidad de trabajar con ella en el conocimiento de los organizaciones
escolares.
Un marco teórico-conceptual entre lo deductivo y lo
inductivo.
Realmente no hay mucha literatura sobre el tema de
las actividades extraescolares; al menos no ha sido fácil de recoger más allá
de los aportes de Waller (1932) y Meyer y Rowan (19 ), tan distantes conceptual como
temporalmente. Uno, interaccionista simbólico y preocupado por la contención
del conflicto entre la pretensión docente del mantenimiento del orden
(silencio) y la motivación, en un alumnado reclutado y, por definición,
interesado en vencer, mediante la resistencia, esas pretensiones. Para Waller, las actividades extraescolares y deportivas
son las respuestas claves de la escuela a esta necesidad de contener el
conflicto, ya que aportan salidas a las energías estudiantiles dentro del marco
de la autoridad escolar (Waller,
1932: ) . Otros, neoinstitucionalistas y
tratando de explicar la organización escolar mediante “mitos y ceremonias” y
para los que Tyler 85-75
Desde el
momento en que las actividades extraescolares son, en gran medida, deportes o
juegos deportivos, parece obligado a considerar tanto los procesos de institucionalización del deporte moderno, surgido precisamente en las
Public Schools inglesas, como un procedimiento de encauzar las tensiones en
esos colegios secundarios poblado en régimen de internado, por adolescentes tan fogosos como arrogantes e impunes,
dada su tan elevada condición social; como las reflexiones teóricas en torno a ellos, de personajes como Tom
Arnold y los más diletantes tipo Huizinga u Ortega y Gasset[18].
A este respecto, del deporte en el proceso de la civilización,
están los trabajos pioneros de Norbert Elias y su discípulo y continuador Eric Dunning.
Por eso mismo, aparece como un elemento interesante
a sumar a esa definición del objeto de estudio, la consideración y el valor que
un estudio socialmente valorado, como es el que anualmente viene publicando el
diario El Mundo sobre los cien mejores colegios –no públicos, debería añadirse[19]- de España.
- La ILE y el medio ambiente educador
Dentro del naturalismo
y el activismo del bucle originario
de la Escuela Nueva, los Pestalozzi,
Rousseau y Froebel.
Todo, absolutamente todo lo que puedas enseñarle
por los efectos de la naturaleza misma de las cosas, no le enseñes mediante palabras (…) Nada de palabras, cuando es posible la acción. (…) La naturaleza le instruye mejor que los hombres. (…) El maestro no se aventura a regular
violentamente la marcha de su alumno(…) Nutre y cuida con santo respeto la semilla
depositada en él como la planta que ha
plantado el padre celestial (Pestalozzi, en Guerrero, Quintana y Seaje, )
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WALLER, W.
(1932): The Sociology of Teaching,
Wiley, Nueva York.
[1] Sin ánimo de ser exhaustivo en su enumeración y pidiendo disculpas por la auto-referencia, esos estudios se pueden ver en Tyler (1991, Ballantine (1987) y Guerrero (2005)
[2] Llevada a cabo por un equipo investigador dirigido por el profesor Fernández Enguita, al que el autor pertenece, junto a los profesores San Román de la U.A.M. y Terrén, de la Universidad de A Coruña, entre los años 2.002 y 2.005 (Proyecto BSO2002-02284, PNICDIT 2002-2003, MCyT).
[3] Un primer borrador de este artículo fue presentado
a la XII Conferencia de Sociología de la Educación,
organizada por la ASE los pasados días 22-24 de Septiembre 2005, con el título: “El liderazgo y la gestión de la cultura en las
organizaciones escolares (ii): las actividades extraescolares en colegios con
pedagogía de autor”, en el Grupo de trabajo 7: “Sociología, práctica escolar y reforma educativa”. Además, se han presentado trabajos originales en otros ámbitos: 1) el Seminario Internacional de la UIA sobre “Organización escolar, profesión docente y entorno comunitario”, Baeza, 2003; 2) la
comunicación presentada en el I Congreso Internacional de Etnografía de Póvoa de Varzim (Portugal), de Mayo 2005, “La
etnografía ataca de nuevo. Retórica y
realidad del poder y la gestión de la cultura en los centros escolares con
pedagogía de autor”; y 3) el X Congreso
Nacional de Sociología, Alicanteelebrado
en, Septiembre de 2004, con la comunicación presentada al
Grupo de trabajo de Sociología de la Educación llevaba del
título de “Colegio pobre, colegio rico:
retórica y realidad de la pedagogía de autor. estudio de la organización
escolar de dos casos de centros con pedagogías propias“, y l. La presentada al Grupo de Trabajo de
Sociología de las Organizaciones, el de “El liderazgo y la gestión de la cultura
en las organizaciones escolares: estudio de casos de colegios innovadores
afiliados a una pedagogía de autor“.
[4] Debe de remarcarse tanto como agradecerse, la disponibilidad y transparencia mostrada en todo momento, de cara a la investigación, por los equipos directivos, profesorado, alumnado y AMPAS de los tres centros
[5] Conjunto integrado de rasgos, estrategias y métodos O, lo que es lo mismo, una pedagogía orgánica, derivada
de alguno de
los pedagogos que conformaron la “Escuela Nueva” de principios del
siglo XX, que desarrollan, en todo o en parte, los principios herederos del
paidocentrismo,
activismo y naturalismo diseñados
por alguno de los pedagogos que conformaron la “Escuela Nueva” de comienzos del
siglo XX y de los grandes clásicos Ilustrados, que
dejaron tratados susceptibles de llenar de sentido toda una labor docente. Para no
hacer una fuga hacia adelante, debe
remarcarse tanto como agradecerse, la disponibilidad y transparencia mostrada
en todo momento por el centro de cara a la investigación, siendo especialmente
significativa la de su director y principal mentor.
[6] Se obvia la referencia para mantener el anonimato del centro en cuestión.
[7] Una constante en todas las entrevistas con personal de centros públicos, centrándose casi siempre en escasez o mal diseño de los espacios, problemas de acústica en las aulas, carencia de instalaciones como salón de actos o gimnasio y deterioro o mala construcción. El tema merece un tratamiento aparte.
[8] Pedagogo anarquista catalán, sentenciado a muerte y fusilado como chivo expiatorio de los desastres de la guerra de África.
[9] De su importancia da idea el hecho de que el BILE dedicó recientemente un número (el 55 de 2004) a “Naturaleza y Educación” en los 25 años de las Colonias de la ILE.
[10] El transcurso de la observación vino a coincidir con la publicación de su principal mentor de un libro que puede considerarse así, de hecho así lo llamó en una conversación informal.
[11] Quizás sea llegada la hora de precisar el
repertorio conceptual
básico de
la sociología, a no confundir con el social, precisando a qué la sociología llama comunidad, a qué sociedad, institución, etc. :
evitaría tanta confusión
sociológica, como
avanzaría en reconocimiento social.
[12] Su Aunque no de el nombre y la referencia quedan anónimos
para mantener el anonimato del centro, responsabilizándose
quien suscribe de su autenticidad.ambos
están registrado y a disposición de las personas que los soliciten, que serán
informadas previa consulta a los interesados Por otro
lado, cuando se dice que “llama”, se dice que tiene poder para ello.
[13] Podría aportar la chasca, una especie de castañuela bivalva gigante, con la que la modesta Sor Teresa nos calentaba las orejas a los parvulitos de mi primer colegio en Vespasiano, el pueblo de mi infancia, por no atender a las historias sagradas que contaba valiéndose de unos murales, como mapas, colgados de la pared.
[14] Una de las reivindicaciones más sentidas y generalizadas de todos los sectores de los centros públicos tiene que ver con la arquitectura, los espacios abiertos y cerrados, el estado de los edificios, el mobiliario y la carencia de espacios donde desarrollar una serie de actividades colectivas, no meramente lectivas o curriculares. La mayoría de los entrevistados se referían a la necesidad de disponer para su centro de un salón de actos o aula magna, no siempre compatible con el Gimnasio, como en muchos casos pretende la administración.
[15] El investigador principal, el Dr. Fernández Enguita y su equipo de la Universidad de Salamanca, el Dr. Terrén, de la Universidad de A Coruña, la Dra. San Román de la U.A.M. y quien suscribe estas páginas, de la UCM (Proyecto BSO2002-02284, PNICDIT 2002-2003, MCyT).
[16] “El liderazgo y la gestión de la cultura en las organizaciones escolares. Estudio de casos de colegios innovadores afiliados a una pedagogía de autor”
[17] Más adelante se precisará conceptualmente este término, impreciso y polisémico, y sus sinónimos: actividades complementarias, extraacadémicas, extracurriculares, deportivas, etc.
[18] Véanse, al respecto, los trabajos recopilatorios de Barbero.
[19] Aunque se asume el reconocimiento social del estudio, a falta de más información que la que aporta el propio estudio, los 23 criterios de análisis y jerarquización de los 100 mejores colegios de España nos parecen arbitrarios y, muchos de ellos, innecesarios para tal fin. La prueba del algodón pueda ser que entre los cien colegios aparezcan muy pocos que no sean privados y ninguno público.